Túneles y trenes

Siempre fui un amante de la utilización del tren. Desde bien pequeño mi abuela me llevaba en aquellos vagones de madera hasta Vilagarcía puesto que la de Compostela se decía que era la playa de los santiagueses. Comida, toallas, bañadores y gorras era nuestro equipaje para un día de asueto en aquellas arenas que hoy en verdad están totalmente destrozadas por una mala planificación a la hora de recuperar los dos arenales, Concha y Compostela, utilizando un conglomerado arenoso que destroza bastante las plantas de los pies.


Como decía sigo siendo un gran amante del viaje en ferrocarril. He denunciado hasta la saciedad que para unir adecuadamente en tiempo Galicia con Madrid   tuviésemos que esperar cerca de cuarto de siglo. Ahora hacemos el recorrido con Velocidad Alta (VEA), que en la mayoría de los tramos se convierte en Alta Velocidad (AVE).


Lo de mi afición al ferrocarril me hace mostrar mi indignación por lo que ha ocurrido por tierras cántabras. Los montañeses, que es así cómo se les llama a los naturales de aquella Comunidad Autónoma, y lo sé por propia experiencia ya que mi abuela materna era de Molledo, creyeron hace unos días que la noticia publicada en los   medios de comunicación nos hacía retroceder al día 28 de diciembre festividad de los Santos Inocentes. Resulta que los trenes, por los que llevan esperando muchos años, no pueden circular. No pasan por los túneles construidos para los nuevos trayectos. Una gran negligencia que ahora se tiene que subsanar con dinero público, mucho dinero, que volverá a salir de nuestros bolsillos, de los bolsillos de los contribuyentes. No me contento con dos ceses. Creo que para hacer justicia tenían que llegar las dimisiones mucho más arriba. No me creo que en todo el proceso, largo proceso, ferroviario, solo haya dos responsables. Lo de los trenes que no pasan por los túneles, es muy grave. Y si me apuran   tercermundista.

 

Túneles y trenes

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