Tiempo de verano, de lecer, para los más pequeños

Los más pequeños de la casa disfrutan de un tiempo vacacional –de lecer– incorporándose a alguno de los múltiples campamentos que se organizan al amparo de organismos oficiales o bien por entidades, como es el caso de Cáritas, que promueven unas jornadas para que los menores de 17 años puedan  estar en contacto con el mar, la playas, el sol y, sobre todo, para recuperar modos y maneras que luego les harán mucha compañía a lo largo del invierno en las épocas escolares.


Hace tan solo unos días disfruté de una larga jornada de convivencia en uno de estos campamentos el de Arnela que lleva el nombre de una gran persona que durante su vida trabajó para ayudar por los más necesitados. Luís Calviño Pueyo fue de los primeros niños que utilizó aquel campamento playero en tiendas de campaña –hace más de 50 años– y que luego fue monitor y director de las instalaciones que ahora disfrutan cientos de niños. El Campamento Juvenil de Arnela es un proyecto educativo que se continúa a lo largo de la infancia y adolescencia para el aprendizaje de las ventajas de un ocio significativo, con la prevención de conductas nocivas, la educación en valores, habilidades sociales y de conducta. Una iniciativa que se desarrolla pensando en el tiempo del verano y las vacaciones de los niños. Con ello se busca potenciar la convivencia entre ellos durante esas épocas en las que tienen que disfrutar de un tiempo de descanso cerca del mar.


En aquellas tierras de Porto do Son, en una zona elevada desde la que se ve como el mar va comiéndole terreno a una larga playa, los integrantes de una de las estancias le sacaban todo el juego al tiempo de verano y a la realización de cuestiones que de modo habitual no suelen llevar a la práctica teniendo en cuenta las horas de estudio y de asistencia a las aulas en las que priman más otros conceptos que los que se ponen sobre la mesa de actuación en estos campamentos.


El Programa Cativos, que es así  como se llama, desarrolla un trabajo educativo dirigido a niños y niñas  y adolescentes procedentes de las parroquias de Santiago  y su entorno, asociaciones, instituciones y centros educativos. Una maquinaria veraniega para el disfrute de los más pequeños de la  casa para el aprendizaje de las ventajas de un ocio significativo La jornada vivida con estos niños y niñas me alertó de la importancia del tiempo libre; el acompañamiento en las vivencias del día a día; el ocio significativo y productivo; la educación para el reconocimiento da diversidad; el apoyo extracurricular a la educación formal y la prevención de conductas nocivas para la salud. Todo ello aderezado con la formación continua de los educadores en el campo del tiempo libre.


Pude comprobar que Arnela como proyecto educativo se continúa a lo largo de la infancia y adolescencia. Se lleva a cabo pensando en el tiempo del verano y las vacaciones de los niños. Con ello se busca potenciar la convivencia entre ellos durante esas épocas en las que tienen que disfrutar de un tiempo de vacacional cerca del mar.


Y lo más importante Arnela cuenta con unas instalaciones modernas para dar mayor cabida y para que los niños dispongan de unas dependencias acordes con los tiempos que corren. La iniciativa debería ser copiada por otras entidades e instituciones. Los campamentos urbanos están muy concurridos, son una alternativa demasiado cercana al entorno en el que viven los pequeños moradores de las casas. Los niños y las niñas necesitan también sol, mar y playa, y lugares abiertos en arenales en los que seguir formándose. 

Tiempo de verano, de lecer, para los más pequeños

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