Sólo son piedras

Cuando se peatonalizó la calle Galiano, la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta obligó al alcalde socialista a substituir las farolas isabelinas por otras de diseño vanguardista, bautizadas como “supositorios” por los vecinos, argumentando que había que minimizar la competencia del mobiliario urbano con las fachadas. Con la llegada a la alcaldía de Juan Blanco en 1995, Patrimonio autorizó las isabelinas precisamente por su mayor capacidad para armonizar con las fachadas. Estos cambios de postura en función de intereses partidistas, se han repetido con los restos arqueológicos en la calle San Francisco, que a mi entender encierran un valor extraordinario para conocer los despreciados orígenes medievales de Ferrol. Este organismo autonómico no lo ha considerado así, “coincidiendo” con lo que sin duda quería un gobierno municipal demasiado predispuesto a reabrir la calle a los coches.

Sólo son piedras

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