En mi primer verano que compatibilicé los estudios de Medicina, la preparación del examen de ingreso en la Escuela de Periodismo, con el trabajo en la radio, mi redactor jefe me habló de algo que a mí en verdad me sonó muy extraño: las serpientes de verano. Como es lógico le pregunté qué significaba esa definición. Me respondió con celeridad: son esas noticias que se generan en las redacciones y que son como auténticas serpientes de verano que desaparecen en un momento determinado dejándonos tan solo la piel mudada como hace el ofidio.
Todo esto ocurría en la segunda mitad de la década de los años 60 cuando la información general no estaba al alcance de los que trabajábamos en la radio. Los de la palabra en las ondas nos limitábamos a dar cuenta de las noticias eminentemente locales en las que primaban los sucesos, los ecos de sociedad, las informaciones municipales y las que salían del Gobierno Civil en una nota, con copias y papel de calco, que íbamos a recoger todos los días.
Debo reconocer que en estas épocas de calores, cuando estamos a punto de cortar la hoja del mes de julio las serpientes de verano serpentean en los medios de comunicación sobre todos los digitales que pululan por la red. Se volverá a hablar del rey emérito; de las veleidades de Puigdemont y su obsesión por dejar España como un solar; las luchas por el poder entre los independentistas; el descontrol programático de Televisión Española; los comisionistas y la búsqueda del dinero logrado a través de concesiones de obras; los procesos judiciales abiertos y las mentiras que figuran en los currículos de muchos políticos. La lista es muy larga y todos los días se abren nuevos capítulos.
Lo cierto es que cada medio utiliza las armas a su favor, siempre buscando la audiencia, para reflejar algunas de estas noticias que pueden convertirse en serpientes de verano y demarcadoras de una actualidad, más que revuelta y enmarañada. Muchas de ellas saltan entre los tertulianos, esos que saben de todo y que dicen no callarse nada, sin aportar documentación fehaciente que avale su información para que no se siga convirtiendo en un puro rumor en épocas calurosas y permanezcan entre las fake news.
Las serpientes del verano en forma de noticias o rumores –muchas veces rozando el libelo– salen con el calor para que las televisiones puedan facturar horas de emisión y dar cabida a los que las propagan para que los telespectadores luego vayan al medio de comunicación impreso o digital que representan, donde las serpientes cada vez se hacen más grandes.
En ese camino que recorren las serpientes de verano no podemos olvidar a los políticos que convierte aquello de: “ Y tú más”, en un auténtico enfrentamiento de noticias que muchas veces no se sustentan en los enfoques pero que se lanzan al ruedo de las intervenciones políticas para que sean leídas, televisadas o escritas en las redes y en el papel de prensa. El calor hace salir a las serpientes de verano. Estemos preparados para ver cómo llevan a cabo sus movimientos ondulantes por los medios de comunicación.