Rubiales cocina un plan

Érase una federación de fútbol que, gracias a su buen hacer, convirtió en campeonas del mundo a un grupo de talentosas pero desagradecidas feministas, enemistadas con su entrenador y perpetradoras de una cacería para destruir al presidente por cuatro tonterías propias de la euforia del momento. Este es el eje argumental de un discurso que tiene un preocupante número de partidarios que creen que las radicales controlan el movimiento feminista, y que odian a los hombres que quieren seguir siendo hombres en una nación que los han educado en el crisol del galante y donde las mujeres nunca han necesitado informar de que deseaban ser tocadas y besadas, porque eso ya lo saben los hombres de verdad. Queda por añadir el sanchismo como perejil de todas las salsas, y ya podemos adivinar en qué restaurante se servirá este plato en las elecciones europeas que se celebrarán en junio del próximo año. 

Rubiales cocina un plan

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