¡Relájense, Señorías!

No sé si la música amansa las fieras, pero sí que sosiega los ánimos. Mientras escribo este comentario suena de fondo el último disco de Rozalén, “un viaje de hermandad por España” que tituló “Matriz”, síntesis de matria y raíz que quiere expresar “el lugar donde hay sitio para todos. 
 

Reconforta escuchar este disco integrador después de tantas sesiones convulsas en el Congreso que abochornan a la mayoría de los españoles al ver como los diputados, unos más que otros, envilecen la política. 
 

Fueron elegidos para representar al pueblo con la fuerza de la palabra y debían sosegar la vida política y tomar en serio a España, lo que implica buscar soluciones a sus problemas económicos y sociales: desde la pobreza energética, la educación que está en su peor etapa, y la sanidad, hasta el paro y las políticas activas de empleo, las penurias de miles de familias, la vivienda y muchas más necesidades.
 

Pero escuchándolos, hay que decir que anteponen los intereses partidarios y ambiciones personales a la gobernanza del país y convirtieron el Parlamento en una pocilga, el lugar donde reproducen el “Duelo a garrotazos” de Goya. Allí se desprecian e insultan y si pudieran llegarían al linchamiento. Tristemente, la crispación y el “todo vale se instalaron en la Cámara.  
 

Cito tan solo tres ejemplos. Es intolerable el ataque verbal de la diputada de Vox a la ministra de Igualdad, que tampoco es ejemplo de fair play político y parlamentario. Son una injuria a la Justicia las palabras de Rufián “hemos quitado el juguete de la sedición a los jueces fascistas”. Igual que las de Néstor Rego que, a falta de un discurso mejor, insultó a la Monarquía. 
 

En el Congreso está colgado “El abrazo”, la pintura de Juan Genovés en la que varios ciudadanos que representan a la sociedad se abrazan disfrutando de la libertad reconquistada y caminan en concordia hacia un futuro de bienestar. Es un símbolo de la Transición que trajo esa concordia a España. 
 

Pero con la aparición de los radicalismos extremos, de derecha e izquierda, y el pavoneo de nacionalistas e independentistas, envalentonados por el Gobierno, reaparecieron las dos Españas de Machado y un nuevo “frente popular” que no comparte aquellos valores, ni le importa la gobernabilidad del Estado que quiere destruir. 
 

Rozalén recoge en su disco las ideas y sentimientos de hermandad y convivencia que circulan por la nación y canta en castellano, gallego, euskera y catalán, para ensamblar las Españas diversas donde caben todos, sin banderas excluyentes. Escuchen sus canciones, Señorías, relájense y gobiernen el país, que “no es de los unos, ni de los otros”. 
 

España es de los que estamos hartos del espectáculo de todos ustedes. 

¡Relájense, Señorías!

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