Paladines de la libertad

Una parte de la sociedad española mide el nivel de libertad por los límites de velocidad del tráfico rodado, por la superficie de las terrazas hosteleras, o por la flexibilidad horaria y espacial del botellón. 

 

Esta filosofía de raigambre ayusista es de pocas entendederas pero no por ello de corto alcance, y acarrea entre otros peajes que juerguistas noctámbulos empiezan destruyendo mobiliario urbano, continúan reventando la cara al vecino insomne que pretende coartarles derechos recobrados tras el confinamiento del Covid, y puedan terminar en escenarios más inquietantes. 

 

Tampoco ayuda a serenar los ánimos este lenguaje barriobajero que campea en la esfera política, porque hay quien no lo percibe como ejemplo de mala educación sino como viril respuesta de los que se oponen a que España se convierta en una dictadura contraria a los toros, el vino, los chuletones y la heterosexualidad.

Paladines de la libertad

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