Noche de ilusión

Te acuerdas de ese tiempo en el que las decisiones importantes se tomaban con un “ta te ti suerte para ti”? Llenar un frasco de hormigas podía mantenerte felizmente ocupado toda una tarde, o inventar juegos te transportaba a mundos increíbles. Habilidades y nuevas capacidades se descubrían muchas veces con esa frase ¿a qué no te atreves? Espontaneidad e ilusión eran abundantes. Y de entre todas las fechas del año, la noche de Reyes venía especialmente cargada con ambas.


Hoy, es noche de Reyes y cada persona la vivirá desde su prisma. Si para algunos será una noche mágica, donde disfrutar momentos tiernos e ilusionantes al lado de sus más pequeños, otros añorarán esos tiempos que ya no volverán. Entrañables encuentros familiares o nostalgia de los que ya no están. Festejos rodeados de los de siempre o celebraciones con nuevas amistades. Alegrías y tristezas se van mezclando, y generan así los cuadros de nuestra vida. Cada instante es único. El color con el que pintarlo es nuestra propia decisión.


Hoy, es noche de Reyes, se sienten las prisas, las carreras por las compras de última hora, los atascos, pero en esa vorágine me propongo y te propongo un juego:  detenernos, vivir más allá de las urgencias que impone ese circo de tres pistas -trabajo, familia, amistades-, escuchar una música inspiradora, respirar el aroma de la infancia y llenarlo todo de color. Rescatar de la memoria esas tardes de escuela en las que empezábamos a descubrir colores, ponerles nombres a las figuras y no salirnos de la raya, entre las páginas de los cuadernos Rubio. Todo valía. Especialmente, la ilusión. Permitámonos, envueltos por la magia de esta noche, recuperar la capacidad de sorprendernos.


Conectar con la ilusión y la alegría genuinas, no las de los “likes” acumulados en Instagram y la de las fotos producidas para nuestros “stories”. Si bien es probable lo que dice Milena Busquets en También esto pasará “La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo.”, no es imposible.


Quiero creer, que al menos hoy, la emoción se cuela por alguna grieta del libro de los recuerdos o entre los sobres amarilleados de las Cartas a Sus Majestades de Oriente, escondidas en los cajones de algún secreter.


Conectar con la ilusión que se asocia a la esperanza y a la felicidad, no con la que también recoge la RAE como “concepto, imagen o representación sin verdadera realidad”. La ilusión como motor que nos impulsa hacia aquello que queremos alcanzar y que rompe la idea de rutina, de aburrimiento, de hastío.


Conectar con la ilusión serena del paso a paso, del poco a poco, no con la euforia del “para ya” o lo sobredimensionado. La que nos aporta la energía para seguir adelante a pesar de los obstáculos y dificultades que podamos encontrarnos en el camino.


Está ahí, nacimos con ella, así que únicamente es cuestión de recuperarla. Los más pequeños son buenos maestros.


Rescatarla como rescato del libro Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato esta frase de cierre “La verdad está bien en las matemáticas, en la química, en la filosofía. No en la vida. En la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza.”

 

Noche de ilusión

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