El Banco de España presentó a mediados de mayo la “Encuesta Financiera y Familiar” cuya conclusión principal es que la riqueza de los jóvenes menores de 35 años se desplomó en los últimos cuatro, mientras la riqueza acumulada por los mayores de 75 años se disparó en ese tiempo. Dicho en lenguaje coloquial, aumenta la brecha económica entre generaciones. Los jóvenes son un 25% más pobres, cada día más rezagados en términos de patrimonio neto, mientras los mayores han elevado su riqueza en un 20%, casi en la misma proporción.
Son las secuelas que derivan de la situación de crisis desde 2008, de la precariedad laboral y salarial con tasas de desempleo elevadas que alcanzó a los jóvenes que siguen sin tener capacidad de ahorro para entrar en el mercado inmobiliario y están atrapados por precios inasequibles, tanto para la compra de vivienda, como para el mercado de alquiler.
Esto explica que hoy solo el 31% tiene una casa cuando hace pocos años esa cifra rozaba el 70%. Lo expresa gráficamente el humorista Ricardo que en una viñeta pone en boca de un joven estas palabras: “Los alquileres están por las nubes, pero gracias a la subida del salario mínimo puedo vivir dignamente… en casa de mis padres”.
Entre las causas de esta mayor pobreza de los jóvenes hay que incluir, además, la política del Gobierno que priorizó la subida de las pensiones porque le da más réditos electorales, mientras daba la espalda y descuidaba al segmento de población joven. Es más cómodo subir las pensiones que luchar contra la irritante tasa de paro juvenil y la precariedad de los jóvenes.
Ante esta situación de una juventud en endémica precariedad cobra sentido la iniciativa parlamentaria del Partido Popular que propone eximir a los jóvenes de pagar impuestos en los cuatro primeros años de su actividad laboral. Según esta propuesta, el primer año tendrían una bonificación del 100% para finalizar el cuatro ejercicio con una reducción de la fiscalidad de un 25%. La finalidad es que puedan destinar el ahorro fiscal de esta bonificación para dar la entrada de la compra de una vivienda, para su propia formación y desarrollo personal y profesional, para el emprendimiento o para ayuda a la natalidad.
La propuesta de los populares hay que enmarcarla en el programa de este partido de cara a las elecciones europeas y encaja plenamente como una de las funciones de la oposición que es proponer alternativas de solución a los problemas que hay en la sociedad y la pobreza “in crescendo” de los jóvenes es uno de esos problemas.
Por tanto, esas exenciones fiscales apuntan en la buena dirección y vienen a significar que -fachosfera, lodo y fango aparte-, alguien tiene una propuesta seria para este colectivo en el que están los recambios de la sociedad del mañana. Seguro que no soluciona el problema, pero es una ayuda importante.