Impuestos ¿Sí o no?

Aun entendiendo lo justo de números, tengo la fortuna de haber trabajado con más de un experto -alguno profesor de universidad y consejero delegado de varias empresas, atesora la teoría y la práctica-


Sus reflexiones, sobre la presión fiscal, resumen las dos opciones:


La bajada de impuestos, por si sola, no cumpliría los objetivos de aliviar la situación y tendría que ir acompañada, al mismo tiempo, de otras medidas.


Hacer una reducción impositiva a la clase media y baja; además de aplicarla, en el mundo laboral, principalmente, a los autónomos y a las Pymes, pues estos representan a más del ochenta por ciento de la clase empresarial del país, siendo la más perjudicada.


A esto, habría que añadir una ineludible reducción del gasto público para rebajar déficit y disminuir deuda, así como una legislación que diera seguridad jurídica, respetando la propiedad privada; además de facilitar la creación de empresas e investigación eliminando burocracia, que implicaría menos funcionarios, asesores, ministerios y políticos.


Los resultados: un mayor margen de gasto controlado por el ciudadano lo que implicaría un incremento de facturación de las empresas, que pagarían más al fisco compensando la pérdida de ingresos del Estado por la rebaja del IRPF.


Un aumento de la confianza del inversor, empresarios, I + D + i y clase media, esta última garante de la fortaleza democrática de un país. Como sabemos estas medidas se llevan a cabo en varios países de la Unión Europea.


La decisión contraria: mantener impuestos -o incrementarlos como de forma encubierta está ocurriendo en España- lleva al ahogo de miles de empresas y autónomos abocados al cierre; aumento del desempleo bajada de la producción y un Estado tirando de subvenciones -lo acabamos de ver con los combustibles- logrando un granero de votos de una sociedad dormida y subvencionada.


Dejar el dinero en el bolsillo del sector privado es mucho más sensato que ponerlo en manos de un Gobierno que gasta sin control.


“La inflación sube al aumentar el gasto público. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha cifrado en 14.000 millones de euros las subvenciones sin fiscalizar. Los Presupuestos destinan 70.000 millones a «asuntos económicos generales». El Instituto de Estudios Económicos (IEE) estima en 60.000 millones de euros el gasto público ineficiente.


Este aumento del gasto público por encima de nuestros ingresos se traduce en un déficit anual estructural de 50.000 millones de euros. Así lo ha estimado recientemente el Fondo Monetario Internacional”.


Seamos sensatos, votemos en consecuencia.

Impuestos ¿Sí o no?

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