Haciendo ciudad

Un paseo por las ciudades españolas nos muestra que, en general, han mejorado en su estética, humanización, funcionalidad y peatonalización, aun a pesar de las diversas crisis y de la clase política cainita.
 

Independientemente de su tamaño o población hay unos hechos y obras que nos dicen el nivel de implicación de sus corporaciones municipales, apostando más por su ciudad que por el partido. No es cuestión de dinero, lo es de voluntad política y de querencia y preocupación por el bienestar del ciudadano. Son detalles pequeños ―o no tan pequeños― pero significativos.
 

Detalles como que los relojes, tanto de edificios oficiales, de culto o privados, estén en hora y no confundan al ciudadano es uno de ellos, pero hay muchos más. El adecuado estado de la señalética de tráfico y localizaciones, tanto horizontal como vertical. Estado y mantenimiento de pavimento de calles, jardines, mobiliario urbano, iluminación, tanto de tránsito como de edificios públicos, son muestras diferenciadoras.
 

No basta con inaugurar ―que también― más plazas y parques, es cuestión de que los mismos no se conviertan al poco tiempo en verdaderas selvas y basureros.
 

Paradas de autobús bien identificadas con información adecuada y planos de las líneas que concurren e incluso paneles mostrando el tiempo de espera son otra muestra de ciudades agradables.
 

Peatonalizaciones con sentido común, que no supongan una barrera para que el barrio correspondiente se quede sin servicios como el de aparcamientos y en consecuencia no sea atractivo y se despueble.
 

Obras, como avenidas que se anuncian y se realizan, no se estancan hasta diez años. Convenios con el Estado recuperando para el ciudadano parcelas en desuso, que después de anunciados no tardan más de treinta años en ver la luz.
 

Son como decía esfuerzos más que razonables en inversión y que demuestran las ganas de los regidores en hacer ciudad para comodidad de sus habitantes y atracción del turismo, una fuente siempre importante para generar negocio local.
 

Es cuestión de reflexionar y comparar para ver cómo está nuestra urbe en estos aspectos.
Peatonalizar es adecuado, pero humanizar los espacios públicos lo es más hablando de no restar servicios y comodidades como el automóvil, que por mucho que nos empeñemos es imprescindible en varios aspectos de movilidad.
 

Eliminar espacio de aparcamiento sin soluciones y alternativas razonables, es poner más barreras a históricos barrios antiguos y deteriorados que incitan a su despoblamiento en favor de zonas nuevas con todos los servicios.
 

Aunque esto sería cuestión de otro futuro artículo.

Haciendo ciudad

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