El frac

Acudo al Congreso para escuchar al presidente de Colombia, Gusta Petro, un bolivariano que el pasado 1 de mayo, justo en vísperas de su viaje oficial a España, se despachó afirmando que el pueblo colombiano luchó para liberarse “del yugo español”. Lo que no obstaba para que, en la cena de gala ofrecida por los Reyes en el Palacio de Oriente, el nuevo mandatario colombiano pensase lucir el collar de la Orden de Isabel la Católica, que tiene un Yugo en su enseña. Eso sí, lo luciría... sin frac.


El frac es la tradicional vestimenta protocolaria en este tipo de cenas de Estado presididas por los reyes de España. Pero Petro, en unas declaraciones a un medio colombiano, aseguró que no piensa ponérselo, alegando unas cuantas descalificaciones hacia lo que representa la prenda: símbolo de las elites y de la antidemocracia. No quiero, por lo demás, abundar en los tópicos desinformados y descorteses que utilizó el mandatario ‘bolivariano’, que se ha convertido en uno de los más genuinos representantes de esa ‘nueva izquierda’ latinoamericana que agrupa a siete importantes países. Los nuevos mandatarios de casi todos ellos, en mayor o menor grado, se han despachado con discursos de corte indigenista contra la ‘colonización’ por unos “conquistadores que asesinaron a los indígenas” (Gustavo Petro dixit).


¿Una provocación previa al viaje oficial a España? No lo creo, ni quiero creerlo. Hasta ahora, el Gobierno de Pedro Sánchez, que ya visitó Bogotá el pasado mes de agosto (Petro le colocó de manera que el retrato de ambos quedase bajo la efigie de Simón Bolívar), ha preferido no tomárselo por la tremenda.


Todo lo contrario: la pretensión del Ministerio de Exteriores y, por tanto, de La Moncloa, y, por tanto, de La Zarzuela, consiste más bien en mostrarse silenciosamente comprensivos con los ‘desplantes controlados’ procedentes de los bolivarianos: “peores son algunas cosas que dicen de España Maduro o el nicaragüense Ortega, o incluso el mexicano López Obrador y se guarda silencio”, se consuelan en el Palacio de Santa Cruz.


No me parece esta una mala política: en América Latina, donde las naciones tienen sus propios y distintos mecanismos, también rige la ley del péndulo, dicen analistas españoles, y volverán al poder gobiernos de centro izquierda, socialdemócratas, o de centro derecha, liberales. Y España, que sin duda ha perdido mucha influencia en Iberoamérica, como lo muestra la inanidad de las últimas ‘cumbres’ iberoamericanas, sigue manteniendo fuertes intereses en el subcontinente. La prudencia y el realismo aconsejan, pues, esperar, sin atender a reclamaciones maximalistas. Por ejemplo, ausentarse, como hizo Vox, del hemiciclo cuando acude Petro a dar su discurso: llamar, como hizo Abascal, “terrorista” a un jefe de Estado que nos visita, me parece un grave error.


Sí, creo que se equivocan esas Reclamaciones que exigen ‘mano dura’ contra unos mandatarios que, guste o no, han ganado elecciones en sus países. Eso, tolerancia, paciencia, respeto –Petro los mostró en su discurso ante el Parlamento español–, es lo que ahora conviene. Eso, y dejar las exigencias del frac para mejor ocasión, porque así es la vida.  

El frac

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