Ferrol y el transporte

Que Ferrol es una ciudad que cuenta con unos deficientes medios de transporte, desde tiempo inmemorial, es incuestionable. Nuestras conexiones, por carretera y ferroviarias, siempre han sido deficitarias en calidad y en cantidad. Si nos remontamos 50 años atrás, recuerdo viajes en automóvil, con mis padres,  Ferrol-Madrid, por la antigua Carretera Nacional VI, en los que el pasar los puertos de montaña de Piedrafita do Cebreriro o El Manzanal constituía una verdadera aventura, sobre todo si te tocaba delante una caravana de camiones, a los que era casi imposible adelantar, debido a las innumerables curvas. Si no recuerdo mal, solíamos hacer noche en Benavente, en Astorga o en Tordesillas antes de llegar, al día siguiente, a Madrid. Era una verdadera odisea Cuando, por fin, se inauguró la autopista A-6, allá por el año 2001, con la finalización de los viaductos, alguno de ellos colapsado en la actualidad, vino a ser un alivio considerable en los tiempos y en la calidad del viaje hasta la capital española, aunque la autopista se ha visto ahora gravemente afectada por los problemas de infraestructura apuntados. Seguimos adoleciendo de inseguridad vial, sin visos de solucionarse a corto plazo. En cuanto al ferrocarril desde Ferrol hasta la Meseta, por hacer memoria, recuerdo que cuando yo era un joven militar, hace también medio siglo, estando destinado en Melilla o en Almería, efectuar el viaje en tren me llevaba casi 48 horas, teniendo necesidad de pernoctar en Madrid, antes de terminar el viaje en el punto de destino. Trascurrido este plazo de tiempo, es cierto que se han mejorado los tiempos de viaje, con trenes de largo recorrido más veloces y de mejor calidad, pero también es cierto que la línea de Alta Velocidad aun tardará bastante en llegar hasta A Coruña y dudamos mucho que alguna vez pueda llegar hasta Ferrol. El proyecto europeo ferroviario de Eje Atlántico ha sido, muchas veces, incierto y cambiante, y con un Ferrol, como punto de destino de mercancías o pasajeros, alejado del estudio de viabilidad y, tanto el gobierno central como la UE, tardarán aún en plantear una solución definitiva. Nuestra situación periférica nos resta muchas posibilidades en dicho eje. En cuanto a las conexiones interurbanas, dentro de la comarca de Ferrolterra o Galicia, tanto viales como de ferrocarril, Ferrol tienen un déficit importante en cuanto a frecuencias, horarios y capacidad de pasajeros, que implican numerosos problemas para trabajadores, estudiantes y viajeros en general. No es de extrañar que en nuestra ciudad se haya creado una Plataforma ciudadana por un Transporte Digno, que lucha y denuncia, para mejorar la calidad del transporte de Ferrol, a la que deseamos éxito en su gestión y actuación. Lo cierto es que el panorama ferrolano es desolador, con una estación de ferrocarril sin trenes y una estación de autobuses casi abandonada, con taquillas cerradas, sin cafetería ni otros servicios, como los teléfonos públicos. No olvidemos que una ciudad sin un buen transporte carece de futuro. Y Ferrol necesita esa esperanza de vislumbrar un futuro prometedor, para nuestra economía y posibilidades de crecimiento. Las entidades responsables de las infraestructuras del transporte, tanto estatales como autonómicas y locales, desde tiempo inmemorial están en deuda con los ferrolanos. Necesitamos una solución ya.

Ferrol y el transporte

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