Ferrol existe

Un nuevo año se nos viene encima, es lo que solemos pensar los que peinamos canas o no usamos peine, y como de costumbre lo vemos convulso. La historia siempre se ha escrito así; tanto mundial, con un conflicto internacional de imprevisibles consecuencias, a nivel nacional, con una clase política y gestión más que mejorables y con una situación en nuestra tierra que, al menos después de muchos años, me atrevería a calificar de agridulce.


Ciñéndonos a nuestro entorno, nos llegan las buenas de los avances en el túnel que llevará el ferrocarril al puerto exterior. Próximo comienzo de corte de chapa para las nuevas fragatas “esperemos no más retrasos”. Conversaciones con la sociedad Suelo Empresarial del Atlántico para por fin tener suelo industrial y logístico dentro del municipio. Una verdadera revolución urbanística con el plan Rexurbe, remodelación de calles, plazas, incluso la reestructuración de la avenida de Las Pías o la continuación de la ampliación del hospital Marcide.


Hay más, la Xunta celebra un nuevo “consello” en nuestra ciudad donde se insiste en el Pacto de Estado por Ferrol, impulsar la eólica marina. Y ya la guinda: el decreto que aprueba la Delegación de la Xunta. Aun así comentaba al principio, las noticias son agridulces. Por decreto 245/2009 de 30 de abril, la Xunta creaba sus delegaciones territoriales en las ciudades; solo ha tardado trece años en crear la nuestra. Que por lo que se lee en la prensa parte de sus servicios, la Intervención Territorial y el Gabinete Jurídico, seguirán dependiendo de la capital provincial. La remodelación de Las Pías, nos la venden desde hace una década y el convenio urbanístico con Defensa espera tres; hablar del tren y su estación ya es cuestión de casi un siglo.


Quizás en otros momentos de lucidez se acuerden que seguimos sin Juzgado de lo mercantil, Sección de la Audiencia Provincial, Comisaría de policía autonómica, o determinados servicios administrativos de la Seguridad Social. El acercamiento al ciudadano de la Administración Pública beneficia a todos; se crean puestos de trabajo en la ciudad, se evitan desplazamientos a las capitales administrativas, el contribuyente ahorra y el gasto lo hace en su entorno, que teniendo en cuenta la crisis endémica, que los mismos políticos reconocen, bien se lo merece. De cualquier forma, pensemos en que verdaderamente no olviden el tren, se reanude la construcción naval, se impulse el astillero 4.0 -ahora en dudas- y cumplan las promesas; por una vez creamos que, para toda la clase política de cualquier signo, Ferrol existe.

Ferrol existe

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