Expertos

Hoy cualquier charlatán puede aparecer en los medios bajo la rimbombante etiqueta de  especialista. 
Muchos de ellos tienen como única misión construir un relato más o menos creíble que se ajuste a los intereses del momento. Otros aparecen como opinantes en asuntos que les quedan demasiado grandes, aunque su “aportación” ayuda a lavar los cerebros de muchas personas.    
 

Lo preocupante de todo esto es que los verdaderos expertos, esos que no se venden ni están a sueldo de nadie y que, además, estarían dispuestos a explicar con pelos y señales las causas reales de lo que está ocurriendo, no son bienvenidos a las mesas de tertulia y análisis. Mesas que, por otro lado, lo único que hacen es manipular la realidad y construir una visión interesada y sesgada de los hechos. 
 

Sin ir más lejos, cuando esos expertos tratan de la Cuarta Revolución Industrial ninguno de ellos  nos habla del desempleo masivo que causará la implantación de la inteligencia artificial, la robótica y el aprendizaje de las máquinas.  
 

Si alguien les pregunta, se limitan a decir que también existió esa misma inquietud al comienzo de las anteriores revoluciones y que, sin embargo, fueron capaces de crear decenas de millones de puestos de trabajo en los países desarrollados. 
 

Dicen que los nuevos empleos que se van a crear serán desempeñados por personal reciclado y especializado. Y aquí viene la pregunta del millón ¿si todos los trabajadores van a reciclarse y convertirse en especialistas, entonces qué sentido tiene la automatización del trabajo?  
 

La realidad es que no nos explican el “milagro” capaz de insertar a tantos millones de personas en el mundo laboral del futuro. Teniendo en cuenta que los robots y la inteligencia artificial harán el trabajo de las personas. 
 

A lo mejor es que hemos perdido el norte debido a tantos expertos, especialistas y opinantes que mañana, tarde y noche están en los medios confundiendo al personal y que, como consecuencia de ello, la sociedad está aceptando pasivamente todo tipo de disparates y bufonadas que salen de la boca de muchos políticos. 
 

El otro día el señor Borrell dijo que Europa era un jardín y el resto del mundo una jungla. Lo dicho era para que dimitiera. Pero no ocurrió nada. Claro, no ocurrió en Europa pero sí en el resto de lo que él llama “jungla”. Sin duda, sus palabras pasarán al basurero de la historia.
 

En la jungla del señor Borrel parece que ya están tomando nota de esas amables y diplomáticas palabras. Con lo cual seguramente nos pasarán tarde o temprano factura a los que vivimos en este “jardín europeo”  Lo más esperpéntico fue que las pronunció en la nueva Academia diplomática Europea.
 

Hay que decir que con semejantes declaraciones este señor le está haciendo un flaco favor a esa Europa que él dice defender a capa y espada. Más que un europeísta parece un “quintacolumnista” que quiere dinamitar lo poco, por mucho que se empeñen los medios oficiosos en decir lo contrario, que queda de Europa. 
 

La construcción en estos últimos años de un surrealismo social, político y económico empieza a pasarnos factura. Por lo tanto, la realidad, más temprano que tarde, se nos echará encima y nos preguntaremos qué fue lo que pasó. 
 

El cuadro no es nada halagüeño. Políticos incapaces, especialistas en nada, utopías verdes, feminismo que no se corresponde con el verdadero, animalistas proponiendo insensateces, todo ello es como una suerte de Caballo de Troya que está nublando y bloqueando el sentido común de millones de personas.
 

Siempre se dijo que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen. Aunque este servidor nunca estuvo convencido de tal certeza, sin embargo, visto lo visto empieza a dudar, a creer que eso es verdad.    
La realidad es que uno empieza a dudar de casi todo. Aunque en cualquier época histórica dudar siempre fue un sano ejercicio mental, pero en este cambio de época es una obligación intelectual y moral. Es como un “arma” defensiva para no comer cuentos como dicen en Colombia.
 

Hay demasiados propagandistas, expertos en nada, falsos estudiosos, embaucadores, youtubers, todos pululando por el espacio audiovisual. Como para no dudar.

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