Estamos ante una emergencia climática, ya que el cambio climático es algo más que el calentamiento global, conlleva fenómenos meteorológicos extremos, con efectos devastadores de consecuencias imprevisibes; tenemos algunas conjeturas sobre sus efectos, pero no sabemos realmente cuál será el resultado final de lo que ocurrirá en el tiempo, si dejarán de utilizarse los vehículos de combustión en 2035; no queda tanto para esa fecha, y viendo la lentitud del proceso de implantación de la movilidad eléctrica en la Unión Europea, no quiero ni pensar lo que ocurrirá en otros lugares del mundo con gran escasez de recursos. Lo previsible es que la población mundial (8.000 millones de habitantes en 2022) según la proyección de la ONU alcanzará en 2050 la cifra de 9.600-9.700 millones de habitantes, con lo cual las necesidades energéticas aumentarán considerablemente. Si el objetivo es descarbonizar y acelerar la transición energética, los combustibles fósiles tendrán cada vez un menor peso específico en el mix energético y crecerán considerablemente las energías renovables (eólica terrestre, eólica marina, solar, hidrógeno verde), pero habrá que echar mano de otras formas de obtener energía que permitan la subsistencia de la humanidad.
A largo plazo la humanidad deberá controlar la fusión nuclear (proceso por el que dos núcleos ligeros se unen para formar un núcleo más pesado y como subproducto libera una cantidad enorme de energía, al contrario que la fisión nuclear, que consiste en la ruptura de un núcleo pesado en dos más ligeros), que tiene la ventaja de su baja producción de residuos radiactivos de vida media corta (la mayor parte de esta radioactividad desaparecerá en un plazo de unos 50 años, de tal forma que los reactores de fusión no supondrán una carga para generaciones futuras), ni emite gases que contribuyan al efecto invernadero, no necesita uranio como combustible, puesto que se trata de dos átomos de hidrógeno (deuterio y tritio) que forman uno de helio (gas inocuo). La fusión nuclear no es una reacción en cadena, es imposible que se descontrole, supone una innovación científica y tecnológica prometedora, como una fuente de energía más segura y limpia que la fisión nuclear y probablemente ilimitada, pero la puesta a punto de dicha tecnología para su producción a gran escala, entraña complicaciones por resolver; además tiene sus riesgos y un potencial coste para la salud planetaria. ¿Es el futuro para las generaciones venideras? Está por ver, si bien para el 2050, el mix energético tendrá mucho que ver con las energías renovables, energía nuclear, fusión nuclear, etc. Las estrellas del universo producen helio e hidrógeno y a partir de ahí producen su energía; en la tierra los seres humanos queremos reproducir este proceso y se está en ello. La ciencia de la fusión está a nuestro alcance, habrá que construir reactores de fusión nuclear por confinamiento magnético.
Espero y deseo que el mix energético evolucione por la senda de la sostenibilidad y tenga en cuenta la salud planetaria como eje principal en todas sus acciones. La buena gobernanza tiene que dedicar más recursos a la ciencia y escuchar más a los científicos si se quiere hacer política de la buena, que redunde en beneficio de toda la humanidad en condiciones de igualdad.