Cuatro noticias

El caudal de noticias económicas, políticas, judiciales, sociales… fluye con tanta intensidad que unas atropellan a las otras, muchas generan preocupación y algunas  mucha indignación. Selecciono cuatro de los últimos días para este comentario. 
 

Inflación. La oficial empobrece a todos, nos roba 40.000 millones, y la subida de los alimentos un 15 % preocupa al 97%, casi la totalidad de los españoles. Según el  Eurobarómetro de otoño del Parlamento Europeo, somos los europeos más preocupados por el coste de la vida. Por algo será. 
 

Pensiones. Alcanzarán este año el coste que el gobierno preveía para 2030. Al indexarlas al Índice de Precios al Consumo (IPC) que se disparó muy por encima de las previsiones oficiales, el Estado tendrá que pagar 190.000 millones, el 13% del PIB. ¿Podrán seguir referenciadas al IPC si persiste su escalada? ¿Hasta cuándo aguantará el sistema? 
 

Código Penal. La incógnita era la nueva situación de los condenados por los hechos ocurridos en Cataluña en octubre de 2017 tras la derogación de la sedición y la reforma de la malversación. A los legos en derecho nos reconforta el auto del juez Llarena, admirable por su valentía luchando contra el mundo. No porque vaya en dirección contraria a la estrategia y objetivos de la reforma del Gobierno, sino porque mantiene que los delincuentesno quedarán impunes, seguirán respondiendo ante la justicia de acuerdo con la ley.  
 

No sé cómo acabará esto. Presiento que tanta entrega al independentismo perjudicará al presidente y al partido que sustenta su Gobierno durante tiempo porque los españoles tienen memoria y amor propio. Ver a Puigdemont, Aragonés, Junqueras y más políticos burlándose de la justicia española es demoledor, hiere muchas sensibilidades. A la perplejidad de la gente le sucederá la indignación si otros corruptos salen beneficiados por la reforma del Código Penal “a la carta” para comprar los votos de Esquerra.   
 

Violadores y maltratadores. Es insultante la risa de Ángela Rodríguez por “los miles de violadores, oleadas…!”, que ven reducidas sus condenas por la chapuza de la “ley del sí es sí”. Ese ministerio, dice la periodista Lucía Méndez, “es un agujero negro de egos totalitarios que maltrata de forma escandalosa la causa del feminismo”. 
 

Es grave que la Secretaria de Igualdad se mofe de las consecuencias de esa ley. Como grave es el silencio de la ministra de Trabajo, muy diligente para criticar a la oposición y tan callada ante la desvergüenza e indignidad de su colega de Podemos. 
 

En su “proceso de escucha, debería aplicar el oído para saber qué dice la gente. Pero es más grave aún que el presidente no pueda cesar a cargos incompetentes e indignos de Podemos. Es lo que hay.

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