Ante las emergencias futuras (II)

Todo está globalizado, también los azotes enfermizos, que no suelen terminar en ningún país hasta que no se hayan terminado en todos los países. De ahí, la necesidad de poner empeño en financiar más y mejor los cimientos de los sistemas de salud, haciendo hincapié en la atención primaria, los servicios esenciales y los grupos de población de excluidos. Se trata, en suma, de crear un nuevo horizonte de expectativas, donde el beneficio económico no sea el objetivo principal, sino la defensa de la vida humana. En este sentido, es primordial considerar otros modelos más inclusivos y sostenibles, dirigidos a toda la ciudadanía y no sólo a las naciones más ricas.
 

Quiero recordarme de ese informe reciente que pone de relieve el aumento de la resistencia a los antibióticos en infecciones bacterianas que afectan al ser humano y la necesidad de mejorar los datos al respecto, tal y como nos lo participa un reciente comunicado de prensa de la Organización Mundial de la Salud, lo que nos exige multiplicar los análisis para generar datos fiables, y que no continúen siendo los pobres los que únicamente abonen el costo más alto de estos dramas que están hundiendo a nuestra familia humana. Me alegra, por tanto, que en los debates internacionales se esté dando una importancia creciente a la responsabilidad de proteger. Hoy más que nunca necesitamos protegernos de nuestras propias miserias humanas, la cuestión pasa por no resignarse y no dejarse caer en la cultura de la indiferencia, cuando nuestro cometido es dar continuidad al linaje, haciéndolo de la manera más poética.
 

Ciertamente, a la Organización Mundial de la Salud y a otras Organizaciones Internacionales les toca una función vital, dentro del esfuerzo global en favor del desarrollo integral de la humanidad, poniendo el desvelo mayor en el mejor estado de salud que se pueda abrazar, pero también cada ciudadano desde su misión, está obligado a contribuir en la mejora de una vida, mejor vivida y más valorada, máxime en un momento en el que proliferan multitud de contratiempos, que requieren de la generosidad de cada ser viviente.

Ante las emergencias futuras (II)

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