Con Amancio Prada

Qué bonito está el campo, madre, qué bonito. Las amapolas rojas y el trigo casi blanco, qué bonito está el campo…”. Y qué bonito el regalo para el alma del concierto de Amancio Prada en el Jofre  ferrolano que lleno hasta la bandera, expresó el triunfo de la delicadeza desgranada entre los versos y los acordes de la guitarra de este trovador del S. XXI que bebe de las fuentes más destiladas de nuestra lírica  y de sus versiones musicales, recreando el feliz maridaje entre palabra y  música que nos lleva a la  melodía y a la canción, forma existente en todas las culturas, en todas las civilizaciones y a lo largo de todos los tiempos. Ella, tan sencilla, tan humilde, tan humana, tan universal y poderosa como el delicioso placer que se le atribuye a la música. Cincuenta años cantando –hermosa forma de existir– “Tengo en el pecho una jaula/en la jaula dentro un pájaro/el pájaro lleva dentro/ un niño cantando…” desde su primer disco “Vida e Morte”, la semilla de lo que vendría después, siendo precisamente el Jofre uno de los primeros escenarios gallegos en donde él actuó invitado en aquella ocasión por el grupo Cantigas e Agarimos y en esta, con el título de concierto “Libremente”, por la Sociedad Filarmónica Ferrolana, en épica gala en la que pudimos escuchar temas del pasado y el presente del cantautor. Un pasado que nos recordaba a Rosalía, a Lorca, a Celso Emilio Ferreiro y a las “glorias anónimas de la canción popular”, con el Romance de Don Gaiferos– I onde vai aquil romeiro/ meu romeiro a donde irá/ camiño de Compostela /non sei se ahí chegará…– o Rema, barqueiriño, acompañándose de la zanfoña; otros legendarios como Campanas de Bastabales o Lelia doura y los nuevos recogidos en el álbum “Prada Prada”, en el que Amancio firma letra y música de prácticamente todo el contenido. “No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira”, esa lira que sonó nuevamente jubilosa y plena entre poetas y poesía. 

Con Amancio Prada

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