Un refugio ucraniano acoge a osos rescatados de las zonas del frente

Un refugio ucraniano acoge a osos rescatados de las zonas del frente

Un refugio para osos en Leópolis ayuda a rescatar a esos animales en la zona del frente y aporta un entorno seguro a esos plantígrados pese a la guerra y a los cortes de energía en el país por la invasión rusa.
 
Una unidad de soldados ucranianos inspeccionaba, a principios de septiembre, una parte recién retomada de la ciudad de Bajmut -escenario de duros enfrentamientos durante meses-, cuando quedaron sorprendidos por el descubrimiento de una jaula con un gran oso pardo en el patio de un edificio semidestruido.
 
Desnutrido y angustiado por la falta de espacio y los constantes bombardeos, el oso claramente necesitaba ayuda. Su dueño no aparecía por ningún sitio, por lo que fue transportado al santuario para osos "Domazhyr", cerca de Leópolis, al oeste del país.
Varios meses después, es evidente que Bajmut, como ha sido bautizado el oso, se siente en casa mientras da un paseo mañanero después de haberse tomado el desayuno.
 
"Cada uno recibe unos 25 kilos de comida al día, en su mayor parte verduras y fruta, aunque también carne y pescado", explica Andriy Churylo, que ayuda a alimentar a los animales, y manifiesta la esperanza de que Bajmut pronto entre en hibernación, como han hecho ya otros osos, en las madrigueras preparadas para este por los empleados.
"Hacemos todo lo que podemos para proporcionarles un entorno estimulante y libre de estrés", dice a EFE Olya Fedoriv, responsable de marketing del refugio.
 
Cada oso dispone de aproximadamente una hectárea de terreno y de una piscina y los empleados del refugio les animan a permanecer activos escondiendo parte de la comida en diversos puntos de sus recintos.
 
"Obviamente, no es lo ideal para ellos, pero, al haber nacido en cautividad, carecen de las habilidades que necesitarían para sobrevivir en la naturaleza", agrega, y señala que algunos todavía se están recuperando de las dolorosas secuelas de haber sido maltratados durante años.
 
"¿Cómo puede alguien hacer daño a semejante belleza?" pregunta, mientras otro oso, Potap, parece escucharla con atención.
 
El santuario está situado en un bosque en la reserva de la biosfera de Roztochia, reconocida por la UNESCO, y fue inaugurado en 2016. Desde entonces ha acogido a docenas de osos rescatados de circos y centros de entrenamiento de perros de caza, donde los plantígrados a menudo vivían en condiciones miserables, subalimentados y maltratados.
 
El refugio ofrece una serie de actividades y visitas para niños y adultos con el fin de sensibilizarlos ante el sufrimiento de los 80 osos que según se estima todavía permanecen en cautividad en Ucrania.
 
Junto con otras ONG, ha conseguido mejorar paulatinamente el bienestar animal en el país. Los circos con animales han sido prohibidos y los centros de entrenamiento de perros de caza, que ya eran ilegales, ahora tienen incluso más dificultades para operar.
 
No obstante, la invasión rusa presenta un desafío totalmente distinto.
 
Aparte de Bajmut, el centro acogió a otros siete osos que fueron transportados de urgencia desde un refugio similar cerca de Kiev, cuando la capital ucraniana estuvo a punto de ser cercada por las tropas rusas.
 
"Conseguir hacer pasar a un veterinario con una pistola de dardos tranquilizantes, necesaria para preparar a los osos para el transporte, a través de docenas de checkpoints en un país en guerra no fue fácil", resume Olya.
 
Tres de estos osos finalmente fueron acogidos en el extranjero, como miles de animales de todos el país, mientras que los otros cuatro volvieron a su hogar tras la retirada rusa de la región de Kiev.
 
Financiada por una fundación austríaca y a través de las ventas de su cafetería y de su tienda, el refugio "Domazhyr" ha logrado mantenerse estable económicamente durante la guerra y seguir proporcionando un entorno seguro a un total de 31 osos.
 
El santuario ha limitado el número de visitantes para que la situación sea más fácil de manejar en caso de una emergencia por un ataque ruso, mientras que un pequeña planta de paneles solares y un generador garantizan que las vallas siguen electrificadas incluso en caso de un apagón.
 
"Los osos son muy inteligentes y aprenden rápidamente a no acercarse mucho a las vallas pero puede que algunos de los visitantes no sean tan espabilados como ellos", explica Olya medio en broma.

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