es que lanzarse a peregrinar junto al compañero ‘de cuatro patas’ es una forma de vivir el Camino que ha ido en aumento en los últimos años pese a que todavía existen dificultades añadidas a los efectos de los kilómetros sobre el cuerpo o las inclemencias meteorológicas.
Encontrar una habitación en la que dormir junto al animal, desplazarse en transporte público o acceder a lugares como templos o oficinas de atención al peregrino son los principales problemas a los que se enfrentan las personas que quieren hacer el Camino junto a su perro. “Existen muchísimas limitaciones, hay una discriminación de partida porque hay un problema cultural en el trato con los animales”, ha asegurado a Europa Press la gerente de Apaca, Raquel Freiría, quien encabeza una entidad que, además de promover la peregrinación con perro, también trabaja por el bienestar animal en las rutas a Santiago. En 2019, último año antes de la pandemia, unas 1.000 personas recogieron la ‘compostela canina’, una acreditación oficiosa de la realización del Camino entre los perros. Sin embargo, los cálculos de Apaca elevan a 5.000 el número de personas que hacen cada año el Camino con sus canes.
“Las personas que llegan a nosotros no son todas las que llegan a Santiago porque no hacemos una labor comercial de darnos a conocer. Más o menos, la gente que llega a contactar con nosotros supone una de cada cuatro personas que llegan Santiago con perro”, ha incidido Freiría, que estima que los peregrinos acompañados de perro representan ya el 2% del total.
De este modo, quien desee puede obtener la credencial en la que registrar la travesía por los caminos poniéndose en contacto con Apaca. La recogida de la ‘compostela canina’ debe hacerse en Cacheiras --Teo (A Coruña)--, a unos 7 kilómetros del centro de Santiago, en la sede de la asociación, que planea regresar a la ciudad para ser más accesible a los ‘perregrinos’ y sus dueños.
‘Neo’, un border collie, se convirtió en 2018 en el primero en obtener su ‘compostela’. Meses más tarde de completar el Camino, viajó junto a su dueña, Mari Carmen Astigarraga, al Vaticano, donde fueron recibidos por el Papa Francisco, al que solicitaron la oficialidad de la ‘compostela canina’.
Y es que las autoridades eclesiásticas no reconocen como peregrinos a los perros, a los que también impide que accedan a templos y lugares de culto, como la propia Catedral. “Hay mucha gente que hace el Camino por motivos religiosos y están muy descontentos por no poder ir a la misa del peregrino con su perro. No lo pueden dejar sólo en sus habitaciones y, lógicamente, no lo van a dejar atado fuera en cualquier lugar o a cargo de un desconocido”, ha apuntado la gerente de Apaaca.
El acceso a lugares de interés es uno de los caballos de batalla para los defensores del Camino con perros, que también piden políticas más flexibles en los transportes públicos, la apertura de los albergues públicos o mejoras en los servicios, especialmente ante emergencias que surgen en las rutas.
“Una de las carencias más importantes que nos trasladan los peregrinos es la ausencia de protocolos de emergencia. Por ejemplo, cuando una persona que viene con un perro tiene un accidente, actualmente, los perros se tienen que quedar en el sitio”, ha resaltado Raquel Freiría, quien también advierte que “no es la primera vez” que muere un perro en las rutas por falta de veterinarios.
La responsable de Apaca resume en tres claves que debe tener en cuenta una persona que quiera hacer el Camino junto a su perro: “Empatía, responsabilidad y sentido común. A partir de ahí puedes hacer todo lo demás”.
Las principales recomendaciones son pensar en las limitaciones del perro para prevenir lesiones o problemas físicos, evitar franjas horarias de calor para caminar, adaptar las etapas para recortar su duración, hacer paradas siempre que existan puntos donde el can pueda beber y cuidar, al final de cada jornada, sus patas y almohadillas.
La propia Apaca ha editado publicaciones que recogen consejos para hacer el Camino con perro, un asunto sobre el que existen varias páginas en Internet, como la web ‘Turismocanino.es’, que cuenta con un amplio apartado dedicado a las rutas jacobeas.
La promotora de esta web es Mercè Jiménez, que realizó junto a su perro Futt un viaje desde Roncesvalles a Santiago que documentó en una serie de vídeos en Youtube, una experiencia que ha recopilado en el libro ‘Buen Camino Perregrino’ y en su página, donde pueden consultarse desde consejos sobre qué llevar en la mochila a la relación de establecimientos hoteleros que aceptan canes.
Organizar y reservar todos los alojamientos antes de echarse a andar es algo fundamental, como incide la gerente de Apaca, que recomienda encarecidamente preguntar en los establecimientos si “realmente son ‘dog friendly’, es decir, si permiten que el perro duerma en la habitación”.