Una veintena de terrazas estivales se suman a las que funcionan todo el año

Una veintena de terrazas estivales se suman a las que funcionan todo el año

Ya no se puede decir aquello de que las terrazas son para el verano porque cada vez son más los establecimientos que cuentan con instalaciones de este tipo durante todo el año para ampliar sus instalaciones y ofrecer al cliente un servicio en el exterior, pero bien es cierto que es en la temporada estival cuando se aprovechan más, si el tiempo lo permite.
En Ferrol, las terrazas han proliferado de un tiempo a esta parte y los expedientes que se encuentran actualmente en Urbanismo ascienden a 374. Ya hay aprobadas 214 terrazas en la ciudad y unas 82 se encuentran en trámite. Esto no quiere decir que toda petición se convierta en realidad, ya que una veintena fueron denegadas por no cumplir los requisitos y otras tantas archivadas por no presentar la documentación pertinente.

Cambios
Las cafeterías y bares que cuentan con terrazas se multiplican en el centro de la ciudad y en los demás barrios, desde Ultramar a Esteiro o Canido y la demanda por parte de establecimientos que no se encuentran en plazas públicas o explanadas ha llevado a que se tomen medidas como la adaptación de espacios de aparcamiento para ubicar mesas y sillas.
También se ha pasado del “todo vale”, que dio lugar no solo a una ruptura estética sino a auténticas aberraciones y a instalación de prácticamente nuevos locales al amparo de carpas, a una regulación que más o menos muestra una uniformidad. Para esto, se ha tenido que ir aplicando paulatinamente una ordenanza que, en la teoría está clara pero cuya “traducción” ha llevado su tiempo, con luces y sombras. Así, en un principio las terrazas contaron con cubiertas plastificadas, se pegaron a las fachadas, se instalaron sujeciones clavadas al propio suelo e incluso se colocaron plataformas de diferentes materiales.
Hoy por hoy, se distinguen entre terrazas sin cierre estable, formadas básicamente por mesas y sillas o cubiertas con cierre estable, que debe ser desmontable.
La uniformidad y respeto por los elementos, acordes al espacio en el que se encuentran es un requisito, si bien, el mobiliario sufre variaciones dependiendo de los establecimientos.
En el barrio de Ultramar es donde se encuentran las que se ciñen más a la normativa, según se apunta desde el Concello, pero, en este sentido, es debido a que muchas ocupan lo que eran plazas de aparcamiento y tienen tarimas y estructuras uniformes.
La Policía Local realiza inspecciones periódicas y aleatorias y abre expedientes a aquellas terrazas que no cumplen con la normativa o que no poseen licencia. Estas se conceden teniendo en cuenta un estudio individualizado de a solicitud en función de cada caso y, como se explica desde el área de Urbanismo municipal, su aprobación pasa también por Patrimonio, en lo que respeta a la ocupación de suelo público y por la Policía Local, que debe informar sobre los posibles riesgos para la vía pública.
De hecho, las terrazas deben permitir el paso de vehículos sanitarios o de seguridad si procede, así como ser retiradas si se celebra algún evento público como una carrera. También se tendrá en cuenta el lugar de ubicación, ya que en pleno casco histórico de A Magdalena se produjeron hechos como la instalación directa sobre el suelo de herrajes de fijación que llegaron a estropear el pavimento catalogado.
Muchas terrazas de calles y plazas han cambiado ya su fisonomía en los últimos meses para adaptarse a la normativa, algo que, finalmente, beneficia a usuarios y propietarios, ya que unifican la estética y cumplen los requisitos.

Provisionales
Llegado el verano, las terrazas se multiplican con peticiones de instalación provisional, desde mediados de junio a mediados de septiembre. Este año, no comenzarán a funcionar hasta el próximo fin de semana, ya que el tiempo tampoco ha sido favorable para este tipo de instalaciones.
Las calles María, Magdalena y Pardo Bajo dejarán de ser en parte de uso rodado para convertirse en peatonales, con la instalación de nuevas terrazas como ya ha ocurrido en otras épocas vacacionales. Así, se contabilizan 22 solicitudes, que se distribuirán en la calle Magdalena, una decena de terrazas abiertas; María, seis; y Pardo Bajo otras tantas.
Instalar las terrazas supone, además, pagar una tasa regulada, que oscila entre los 8,83 euros por metro cuadrado de superficie y los 17,59 para los cierres estables, a lo que hay que añadir el índice de situación que corresponda según la ordenanza del IAE. La cuota será anual, salvo en los casos de permisos vacacionales.
Los horarios serán hasta la una en verano y hasta las once, por semana, o doce, viernes y sábado.el resto del año.

Una veintena de terrazas estivales se suman a las que funcionan todo el año

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