11º-18º
viernes | 19 abril | 2024
Tras doce años lejos de la primera línea sindical, en la que bregó de 1996 a 2002 como presidente del comité del astillero de Ferrol –primero en Bazán y después en Izar– y del intercentros, el órgano de representación social dentro del grupo público, las circunstancias lo han vuelto a poner en el centro de la batalla. José Matesanz acaba de ser designado por la Federación de Industria de CCOO, el sindicato con la mayor representación en el sector, como secretario del Sector Naval Público. Eso lo convierte en el nuevo interlocutor de Navantia en un momento crítico.
Existe desde hace tiempo un runrún sobre la próxima presentación de un expediente de regulación en Navantia. ¿Creen en CCOO que se irá a un proceso de ese tipo?
Oficialmente no hay nada. Es cierto que con la situación que hay no se puede descartar algo así, pero en principio no contemplo esa posibilidad. Aquí estamos hablando de un problema de toda la comarca y tenemos que seguir peleando para conseguir carga de trabajo.
Después de tres años de movilizaciones, ¿están los trabajadores y las fuerzas sindicales desgastadas? ¿Estarían en condiciones de hacer frente a un intento de reestructuración?
Aquí hay una situación alarmante que genera una desafección importante hacia los partidos políticos y también hacia las organizaciones sindicales. Todo eso juega en favor de la desmoralización, cuando no de la resignación. Pero hay que sacar fuerzas de flaqueza e intentar motivar e ilusionar a la gente. No podemos dar una batalla por perdida hasta que esta se termina. Y yo creo que esta empresa tiene mucho futuro, que necesita que la gestionen bien y que quien tiene la responsabilidad, que es el Gobierno, haga lo que tiene que hacer. Hay que superar la frustración y pelear, porque si no, lo único que queda es preparar la caja de madera.
Ya han dicho que estamos ante una estrategia premeditada de desmantelamiento.
Sí, con buena fe podría pensarse que solo es una cuestión de torpezas, que también las hay. De hecho la dirección de Navantia destaca por esto, no tiene capacidad para gestionar una empresa como esta. Y no soy yo quien lo descalifica, sino que los hecho hablan por sí mismos: cuando se anunció el flotel, desaparecido; cuando se anunció el BAM en Santiago, vino el presidente de la SEPI, y cuando se hizo en Cádiz tampoco estaba la empresa. El presidente de Navantia no cuenta para la SEPI, que lo ha despreciado públicamente. Lo que no se entiende es cómo los que están en el poder, que son los que lo han nombrado, lo mantienen ahí si es que lo desprecian.
Uno de sus caballos de batalla es el plan industrial. ¿Cree que en Navantia saben qué empresa quieren?
La dirección de esta empresa no tiene un modelo a seguir, ya se ve en el sistema organizativo que han querido implantar y que no es que no se adapte a Navantia, es que no se adapta a ningún astillero. Lo encargaron a la Boston Consulting y les hicieron este modelo como podría haber sido otro. Va más en función del número de colgantes que necesites en el organigrama para colocar a una serie de personajes.
¿Cuáles serían sus objetivos?
Para nosotros el plan industrial tiene que pasar por la carga de trabajo, lo primero, y por la diversificación, algo que reclamamos hace mucho tiempo. La actividad fundamental tiene que seguir siendo la construcción naval militar, porque la empresa está especializada en eso y es un sector donde prima la tecnología y no tanto las condiciones de trabajo. Y hay que hablar de temas de organización, especialización de centros y rejuvenecimiento de plantillas.
Se han sembrado dudas, desde el propio PP, sobre si va a caer el veto comunitario en enero de 2015.
Es una duda que todos tenemos, pero es vital para esta comarca que caiga el veto y se recupere la construcción naval civil. Estamos preocupados porque se pueda negociar a espaldas de los trabajadores la continuación de ese veto, espero que no... Pero además hay decisiones políticas que están pendientes y nos tememos que el Gobierno del PP no quiera que el astillero de Fene vuelva a tener actividades civiles.
El contrato para participar en la construcción del parque eólico de Wikinger, que promueve Iberdrola, depende de eso.
Es un ejemplo de por qué tenemos esa preocupación. Se ha conseguido un contrato para que San Fernando participe en ese proyecto y para Fene se están negociando los jackets, las plataformas sobre las que se asientan los aerogeneradores. Pues bien, esto está en una situación preocupante y nada transparente. El pasado día 10 hubo una reunión entre la SEPI, Navantia e Iberdrola, a la que se llegaba con unas negociaciones bien encaminadas y con unas condiciones del contrato prácticamente cerradas. Pues mira por dónde, lo que sucedió ahí es que se ha parado el proceso. No hay un cambio de condiciones para el contrato por parte de Iberdrola, pero la SEPI ha pisado el freno. Nuestra preocupación es que hoy en día la SEPI se esté cuestionando la contratación de esta obra.
¿Qué se estarán planteando entonces para Fene? ¿Venta?
No, lo que me temo, y ojalá me equivoque, es que se están cuestionando el propio contrato en base a que no quieran recuperar el astillero de Fene para la actividad civil. Es tanta la preocupación que ya he hablado personalmente con el alcalde para que empiece a pedir explicaciones, ya que mantiene que siempre está vigilante en este tema. Hay que sacar este contrato adelante porque es vital, no solo por la carga de trabajo que supone, porque hablamos de una media de 250 trabajadores, sino porque significa introducirse en un nuevo mercado con mucho futuro.
Y en estas circunstancias, ¿van a plantear el rejuvenecimiento de las plantillas?
Es necesario, porque hoy en día la plantilla está envejecida y los gremios están desequilibrados. Hoy Navantia necesita cien soldadores y no los tiene, de ahí en parte la subcontratación tan grande que tenemos.
El modelo de subcontratación, otro de sus caballos de batalla.
Hay que impedir por todos los medios el dumping social. La política de la empresa es contratar al mínimo coste, independientemente de las condiciones laborales de las personas. Y el dumpingo social es eso, es permitir que vengan empresas de fuera con salarios míseros y condiciones esclavistas. Es un problema también de las propias empresas de Ferrol que no pueden fomentar la competencia desleal. Hay que respetar los convenios. Ahora se quejan, pero tienen que darse cuenta de que este juego sucio que han hecho ellos aquí, ahora lo juegan otros que vienen de fuera.
En definitiva, ¿se va a seguir exigiendo el cumplimiento de los acuerdos de 2001?
Lo estamos haciendo y seguiremos, porque en esta empresa no se puede fomentar la competencia desleal. Hay unos acuerdos que hay que respetar y lo que queremos es que Navantia contemple esas condiciones en sus licitaciones.
¿Va a poder entrar Regenasa en el astillero?
Pues vamos a verlo. Es competencia de la sección sindical y del comité, pero están en la línea de exigir que esa empresa y cualquier otra respete los acuerdos. Y vamos a tratar que en la subcontratación, aquí y en el resto de los centros, se contrate prioritariamente con empresas de cada zona.
¿Seguirán apostando por el dique flotante?
Se trata de una infraestructura imprescindible para reparaciones, donde se está contratando al límite de las instalaciones. En este asunto nos están tomando el pelo. El problema no es Bruselas, lo que pasa es que a la empresa no le interesa.
La industria auxiliar ha sido la primera víctima de esta crisis, de aquel tejido industrial queda hoy poco y lo que subsiste está en las últimas. ¿Hay posibilidades de recuperación?
Efectivamente, hay una serie de empresas en quiebra, otras con ERE y esperando las licitaciones, que van con un retraso incomprensible... este es un modelo de subcontratación que pone a las auxiliares a los pies de los caballos. Pero yo creo que esta es una empresa con futuro, tenemos en perspectiva las F-110, que se podrían empezar en 2018... aunque en esta situación lo van a intentar retrasar todo lo que puedan, ahí tendremos mucho que decir los ciudadanos con la movilización.
¿Son los costes el problema, como viene diciendo la empresa?
Nuestros competidores principales están en Europa y ni en Alemania, ni en Francia, ni en Inglaterra, ni siquiera en Italia tienen salarios menores que los nuestros. El problema es que cuando una empresa que pretende ser de alto perfil tecnológico quiere competir en salarios, ¿dónde está el límite?
¿Por qué el Gobierno no apuesta por este sector?
Porque tiene una voluntad elevadamente privatizadora y porque no tiene ni idea de lo que es el sector naval. La gente que toma las decisiones no conoce el naval, porque mandan de presidente a alguien que sabrá mucho de cemento, pero que no conoce el sector... Y otra cuestión, quizá más importante, es que en este país desde hace muchos años no hay política industrial y los gobiernos actúan pensando en las próximas elecciones. La realidad es que tenemos un sector productivo que se parece más al de Marruecos que al de cualquier país de Europa. Esta es una empresa estratégica y hay que fijarse en que en otros países se han liberalizado muchos sectores, pero no el de la defensa.
Pero casi se ha acabado el tiempo y ya se acercan unas nuevas elecciones.
Sí, y volverán a anunciar el BAM, que por cierto, es algo que no nos soluciona nada en Ferrol. Yo no entendí a qué vino tanto aplauso del alcalde y el presidente de la Xunta cuando lo anunció la SEPI en Santiago. ¿O es que no saben que eso es una lanchita? Aquí tenemos unos astilleros públicos, creados por el Estado. Y el Gobierno no puede decir “pues como hay crisis, que se busquen la vida”. Es su responsabilidad. Y no sé por qué, pero hay cierto recelo hacia Ferrol. En el Gobierno, en la SEPI y quizá más en Navantia, todo lo que venga de Ferrol molesta. Pues vamos a seguir diciendo que este es un sector estratégico y que queremos un buque aquí. Sabemos que la Armada tiene necesidad de otro BAC u otro LHD, y no nos vamos a conformar. Esto se resuelve con inversiones de Defensa.
