Plaza de España, luces y sombras en la puerta de acceso a la ciudad naval

Iniciar un recorrido por calles y diferentes localizaciones de la ciudad y no empezar por la puerta natural de la misma sería un error. Así pues, por medio de esta sección “ferrolanearemos” a través de diferentes parajes y rincones de Ferrol para recordar, denunciar o destacar aquello que llama más la atención de vecinos y residentes en la urbe.
La Plaza de España es la carta de presentación de la ciudad, o al menos eso es lo que se ha destacado siempre desde las diferentes corporaciones municipales que han mandado en el Concello. Hoy, tras décadas de reformas y cambios, poco queda de aquella rotonda que daba acceso a la ciudad y que estaba presidida por una fuente que se mandó construir en Barcelona, poco queda también de aquella estatua de Franco que sustituyó a la fuente y poco queda también de muchos negocios, que fueron sustuidos por otros. En los últimos tiempos, fruto de obras interminables, muchos de esos pequeños establecimientos comerciales echaron el cierre. Alguno de ellos centenarios, como Flores Pidal. Sita Ares, que trabajó muchos años al frente de este negocio asegura que las obras no hicieron ningún bien, “la gente ya no pasaba por aquí, porque no sabían que iban a encontrarse”, asegura. Afortunadamente hoy se viven tiempos de mayor estabilidad, sin obras, y eso se nota en la plaza, en el ir y venir de la gente, en aquellos que descansan en sus bancos o juegan en el parque infantil, para algunos muy pequeño para una superficie de unos 20.000 metros cuadrados. “El verde está bien, pero también necesitamos zonas seguras en las que puedan jugar nuestros hijos”, asegura Mar López, una madre de tres hijos que acostumbra a pasar ratos en el lugar.
Atravesar la plaza de España obliga a fijarse también en los edificios históricos que la circundan, ejemplo vivo de su historia. La biblioteca municipal, en su día sede del Banco de España, que fue construida en 1947 por José Yarnoz Larrosa, el ambulatorio Fontenla Maristany construido en 1948 por el arquitecto del Ministerio o las  conocidas como viviendas del ejército, entre otros inmuebles que rodean una plaza de aspecto moderno rodeada de vegetación dispuesta a modo de glorietas o en forma circular con media docena de espacios dotados con hileras de bancos.
Un lugar amplio del que se disfruta especialmente con buen tiempo, que en días malos muchos son los que se quejan de que el suelo resbala y que se trata de una zona muy desprotegida en días de lluvia.

Sucesión de proyectos
Desde que el 4 de julio de 2002 se retiró la estatua ecuestre de Franco la plaza ha vivido un cambio constante, gobierno que llegaba proyecto que ejecutaba. La desaparición de la estatua de Franco de la plaza solo fue la parte más vistosa y más cargada de significación de un proyecto muy importante para la ciudad, como la transformación de la puerta de acceso a Ferrol. Una idea que ya contempló la corporación anterior a Xaime Bello, la que formaron PSOE y EU, que ya barajaron el construir un gran estacionamiento. No obstante, la idea no se materializó hasta la llegada del BNG al Concello. Tras bajar a Franco de su pedestal arrancó un largo proceso que culminaría hace unos años con la última reforma ejecutada por el Partido Popular de José Manuel Rey. El presupuesto con el que inició el proyecto el gobierno de Xaime Bello, superó los 10,6 millones de euros. Su obra se quedó sin terminar, de igual modo que le ocurriría a los gobiernos que le sucedieron, ya que ninguno repetiría mandato. Y es que como dice el dicho, “Unos por otros y la casa sin barrer”.
La última gran actuación en la plaza la acometió José Manuel Rey Varela durante su mandato iniciado en 2011. En esta ocasión la excusa para meter mano a la plaza fue que los elementos estaban en mal estado y que le faltaba vida. Con vecinos y oposición en contra de este nuevo despilfarro la actuación salió adelante y en la misma se destinaron más de 800.000 euros. Cabe recordar que  el gobierno del PP, pero el de Juan Juncal de 2003, la reforma hizo frente a otro traspiés, ya que tras paralizar la construcción de un gran edificio en el centro de la plaza por parte de la Xunta hubo que compensar a Abeconsa por paralizar la adjudicación con casi ocho millones de euros más. Una sucesión de despropósitos que han supuesto una inversión superior a 20 millones.
El legado del BNG
Xaime Bello será recordado por muchas cosas pero una de ellas será la retirada de la estatua de Franco de la principal vía de acceso a la ciudad. Aseguraba el exregidor entonces que con esa decisión ratificada en sesión plenaria se habían adelantado a la Ley de Memoria Histórica. Bello también señaló entonces que tras retirar la controvertida efigie se habían reconciliado con muchos ferrolanos, con muchas familias que la nueva plaza, con su parking, se convertiría en el pórtico y antesala de una ciudad del siglo XXI. También aseguró que se t de una Muchos son los que todavía hoy aseguran que la rotonda donde hoy está el parking y la plaza mejoraba los accesos a la ciudad de Ferrol. La retirada de Franco de su pedestal fue calificada por Bello como “o legado deste goberno, que rompe así cun ciclo pasado e superado”.
Aquel día todavía lo recuerdan muy bien los cientos de personas que quisieron presenciar la retirada de la figura de bronce de la plaza. Los aplausos y el champán rompieron el silencio que precedía a los instantes en los que los operarios procedían a sujetar la figura con los arneses a la grúa. Jorge Fernández tenía sólo 17 años pero recuerda como si fuera ayer la gran emoción que sintieron los que junto a el presenciaron ese momento histórico. “La verdad es que esa estatua de Franco no pintaba nada ahí, era una vergüenza que un dictador presidiera la entrada a la ciudad, fuese la suya u otra”, asegura. También recuerda que estuvo presente aquel día por pura curiosidad, junto a sus amigos, pero que hoy volvería a estar presente en un momento como ese “que forma parte de nuestra historia, de un logro muy importante para la ciudad de Ferrol”.