La primera propuesta teatral del otoño en el Pazo da Cultura de Narón es “La comedia de los errores”, una adaptación de Albert Boronat sobre la obra de Shakespeare dirigida por Andrés Lima y protagonizada, entre otros, por Pepón Nieto.
¿Qué es “La comedia de los errores” que traen a Narón?
Es una comedia muy temprana de Shakespeare, se supone que de las primeras que escribió, quizás la más corta en extensión y muy divertida: es un enredo, casi un vodevil, donde los personajes son confundidos unos con otros y nosotros, lejos de intentar masticárselo al público y aclarárselo, intentamos enredárselo aún más para que se divierta deshaciéndolo. Nosotros lo que hacemos es meternos en ese enredo y utilizarlo para crear una fiesta. Es una propuesta lúdica para que el público se divierta y que salga del teatro con la sensación de haber disfrutado y con ganas de continuar la fiesta.
El público juega, por lo tanto, un papel protagonista.
El público es completamente cómplice y forma parte del espectáculo. Lo que hacemos es proponerle una diversión, que entre en la historia y que se plantee cosas, porque el teatro también tiene que servir para eso, para cuestionarte cosas. En este caso, que el error tiene su propio valor, que con las verdades absolutas ya no se puede hacer nada más, pero que con el error se aprende. Cuando uno se equivoca, se sorprende y, probablemente, lo que pensabas que iba a ser no lo es, pero lo que es es mucho mejor. Reivindicamos el error y lo fortuito de la vida también.
¿La gente necesita reírse más?
La gente necesita reírse siempre. Hoy he oído a alguien decir que la comedia no es lo contrario a la tragedia, sino lo contrario al miedo. La comedia te quita el miedo para afrontarlo todo. Cada vez estamos más necesitados de exorcizar nuestros miedos y dejarnos llevar por la vida.
Shakespeare es único en sus tragedias. ¿Y en sus comedias?
Es cierto que lo que más suena de Shakespeare es “Hamlet”, “Mac-beth” o “Ricardo III”, pero tiene comedias enormes, como “Las alegres comadres de Windsor”, “El sueño de una noche de verano” o “Noche de Reyes”. Shakespeare describe muy bien al ser humano, es un clásico y cualquier cosa que explique sobre las personas tiene vigencia hoy porque, al fin y al cabo, el mundo lo siguen moviendo las mismas cosas, las mismas pasiones: somos iguales que hace 400 años. Ha cambiado que tenemos un acceso más rápido a la información, pantallas en las manos y podemos ver todo lo que se hace en tiempo real... Pero, en resumidas cuentas, lo que nos mueve y lo que nos define como seres humanos es lo mismo, y Shakespeare lo describía perfectamente.
¿Cómo se resiste tantos años en el mundo de la interpretación?
No lo sé, no lo sé. Es una carrera muy difícil y yo tengo ya 56 años y llevo más de 30 en la profesión. Me siento un privilegiado por haberme dedicado a lo mío durante tantos años sin tener que recurrir a otro trabajo, pero cada vez pienso que depende menos de nosotros; tenemos que estar con la pila puesta, aprovechar los golpes de suerte, prepararnos, estar bien emocionalmente para aguantar, pero también es una cuestión fortuita. Conozco a muchos actores maravillosos que estudiaron conmigo y que luego no siguieron y eran probablemente mejores actores que yo. Y luego también hay que entender que lo que se ve fuera no es tan real: yo sigo postulándome y llamando a directores, intentando entrar en proyectos. No tengo cinco guiones encima de la mesa. Si no paro de trabajar es porque encontré una vía, que es producir teatro. Empecé hace mucho tiempo, pensé que nadie me iba a ofrecer nada mejor para mí que lo que yo quisiera para mí y eso me ha salvado. Ahora llevo un año haciendo mucho teatro y muy poquito audiovisual. Estoy todo el rato haciendo teatro y me mantiene mucho saber que genero mi propio teatro y también para algunos compañeros.
¿Prefiere el teatro o la televisión?
Es una pregunta recurrente y siempre es la misma respuesta: es que el hecho es el mismo. Hay cosas en cada medio que son más atractivas que otras. En el teatro tienes la inmediatez del público, la adrenalina de contarlo en directo, eres el dueño de tu trabajo una vez se levanta el telón, tú mismo defiendes tu trabajo para lo bueno y para lo malo. Y hacer cine es embarcarte en un proyecto, contar una historia... Para mí lo mejor es poder picar de los tres y yo he tenido la suerte de poder trabajar en ellos (teatro, cine y televisión), pero también te digo que me considero un actor de teatro: hago teatro siempre y cuando estoy grabando lo compagino con las giras. Voy enganchando una cosa con otra porque es mi mundo. En cualquier caso, lo que me gusta es contar historias que tengan sentido para mí.