La hostelería de Ferrol Vello crece en plena pandemia con nuevos locales

La hostelería de Ferrol Vello crece en plena pandemia con nuevos locales
Oliva bar

El barrio portuario es un atractivo para el turista pero se ha convertido ya desde hace tiempo en punto de encuentro para todo el que busca poder ir de vinos, de terrazas o cenar con distintos estilos de comida en un espacio reducido.

Si hace unos años vivió su boom con la apertura de nuevos establecimientos y el traslado de otros ya consolidados desde diferentes puntos para el barrio origen de la ciudad, más complicado es apostar por la hostelería, ya sea en Ferrol Vello o en otra zona de la ciudad naval, en plena crisis originada por una pandemia mundial.

Este es el caso de “Oliva, Bar e levar”, situado frente a la iglesia del Socorro, en la zona más tradicional del barrio.

La idea de su responsable, Queca Aguilar, era empezar con el local en Semana Santa pero, tal y como sucedió a muchos proyectos, la Covid-19 truncó sus planes. Una vez que el confinamiento fue quedando atrás, la idea de montar una casa de comidas para el barrio daba pasos adelante. La comida de “Oliva” es para la gente mayor que vive sola, para los que no quieren cocinar pero sí comer productos frescos, del mercado de A Magdalena y con recetas tradicionales o para los que quieren llevarse a casa o a la playa comida “de verdad”. Por eso, el menú depende de lo que cada día lleve el carro de la compra de Queca y puede consultarse por teléfono o en las redes sociales, donde cada día informa de qué se puede comer. La reserva para disfrutar “in situ” es, dado el reducido tamaño del local con poco más de cuatro mesas, indispensable pero el que no consiga sitio puede comer donde le parezca con la comida para llevar, que se ha visto reforzada en todos los establecimientos por el coronavirus.

Desde ensaladilla a salmorejo, raxo, gazpacho o fritura fresca de pescado con harina de garbanzo... la variedad es muy amplia y, hasta el momento, la acogida también es muy buena. Por el momento, solo se atiende hasta las diez de la noche –de nueve a cuatro y de siete y a diez– a la espera de que mejore el estado sanitario y el negocio pueda asentarse y ampliarse también con terraza en el exterior.

De México al muelle

Una situación similar, en cuanto al contexto sanitario, pero muy diferente en producto es el de Lola Valdivieso y David Espinoza, que desde hace solo unos días tienen abierto en el paseo marítimo la Heladería Cassata.

David volvió de México hace un tiempo y su madre, Lola, lo siguió ahora con la idea de montar un negocio en la ciudad, nada que ver con la hostelería. La Covid-19 cambió sus planes e hizo que, a su juicio, no fuese viable esa idea. Lejos de quedarse parados, aprovecharon el confinamiento para dar un giro a su propuesta, manteniendo la idea de emprender y de instalarse en Ferrol. El estudio de mercado les reveló la carencia de una heladería artesanal –Lola recuerda los helados de Ramos– y que Ferrol contase con una zona portuaria sin helados fue lo definitivo. La franquicia Cassata, con la tradición del helado artesanal valenciano, se mostró como salida.

Así, desde marzo tuvieron la idea, buscaron producto e incluso no dudaron en comprar el local en el que sitúan –Espíritu Santo–.

Helados veganos, sin gluten, sin azúcar, con sabores como turrón valenciano con trozos, milhoja, cheescake, etc. –hasta 36, que van variando– pueden degustarse en esta heladería que quiere en un futuro aceptar encargos del sabor deseado, incluso “lacón con grelos”, asegura Lola.

Además, la oferta se completa con crêpes o gofres, que potenciará de cara al invierno, porque la idea es quedarse y, como no, continuar creciendo.

La apuesta por la ciudad de Ferrol y por levantarse ante la adversidad hace de estos negocios un ejemplo en tiempos de crisis.

Por el momento, la ciudadanía también ha sabido responder a este esfuerzo con una muy buena acogida. l

La hostelería de Ferrol Vello crece en plena pandemia con nuevos locales

Te puede interesar