Anaïs Bourdon llegó a Ferrol "por amor" hace cuatro años cuando recaló en la ciudad naval con su marido, al que conoció hace una década, y los dos hijos que tenía entonces, ahora ya son tres.
Cuenta a Efe que hace un año, cuando nació su tercer hijo, quiso apostar por una "opción ligera, cómoda y sostenible" para tener un portabebés, pero no encontró en el mercado europeo "lo que buscaba".
"Quería hacerme una mochila para mí sola y la gente comentaba a mi alrededor que estaba interesada, así que decidí darle una oportunidad a esta idea", señala sobre su iniciativa emprendedora.
Así se gestó Nickie Rose, que afronta su puesta de largo a las puertas de la Navidad con un producto basado en lo que Bourdon no encontró al diseñar la mochila, en lo que le habían "fallado" otras opciones.
Bourdon apeló a la comodidad "incluso al sentarse, al coger un avión o al trabajar en casa", pero también a la sostenibilidad porque las "marcas hoy en día no lo tienen muy en cuenta" y creo que es algo "muy importante".
Hay un último factor, promover una "producción limpia, la más local posible", con proveedores "cercanos y de la mayor calidad"; por lo pronto, trabaja en este inicio del proyecto con dos talleres de confección, ubicados en Irún y Santiago de Compostela.
La diseñadora francesa considera que así puede "aportar a la economía local" y valora que la mochila, al ser ligera, también propicia "adaptarse al clima", aunque en Galicia "mucho calor no hay", bromea.
Resalta Anaïs Bourdon que se sumergió en esta "aventura" sin tener experiencia en el ámbito del diseño, así que su incursión se sometió "todo a un prueba-error" en el que lograr simplemente que le "escuchase" un taller fue una "odisea, pero también un reto". "Me lo tomé muy a pecho", asegura.
Lo tiene claro, y destaca que tiene "mucha chicha" la filosofía de Nickie Rose, cuyo periplo comienza hace "un año", aunque la web la ha lanzado el 25 de noviembre, un estreno que viene acompañado de la organización de talleres prácticos sobre su uso "en varias ciudades de Galicia".
Se van a llevar a cabo "colaborando con matronas y fisioterapeutas porque pueden aportar una visión sobre la salud" que resulte enriquecedora y con el objetivo de que el público pueda "ver el producto".
Y es que Bourdon apunta que el "problema de tener una tienda en línea", cuando la tecnología parece que lo absorbe todo, "es que la gente quiere ver, tocar y probar" antes de adquirir.
Esos eventos se trasladarán "después a toda España si funciona"; por ahora, le llegan "muy buenas" sensaciones de clientes que resaltan "mucho poder sentarse aunque parezca una tontería, y también lo ligero que es".
La impulsora de la marca con base en Ferrol quería, además, "un producto que puedas usar para ir a un evento"; por tanto, que sea útil, pero que tenga también "una tela bonita y con colores que llamen la atención".
Nickie Rose se nutre de "tela natural, es un plus"; tanto algodón como lino con certificación ecológica y una calidad que a la "gente le llama la atención, cómo está acabado; los clientes lo valoran".
"No somos baratos, siempre explico que es transparencia; en preventa cuesta 170 euros y después pasará a 190", confiesa Anaïs Bourdon, que dice que no "hay secreto" porque se han buscado "los mejores tejidos y los mejores componentes y todo esto tiene un coste; la confección, que es nacional, también".
La promotora del proyecto asevera admite que puede parecer "caro; no podemos tener todo a 35 euros, no puede ser", pero recalca que aprende "cada día y cada día trae sus sorpresas".
Eso sí, aclara que no se ha lanzado al mercado "a lo loco" y subraya la respuesta en pleno avance del proceso de preventa, que concluirá el 20 de diciembre con el objetivo de "testar la idea", recabar datos y trasladar esa "información al taller para producir lo justo", pero también para "limitar riesgos financieros, que son importantes".
11º-22º
sábado | 20 abril | 2024
