Los distintos establecimientos del municipio ferrolano que ofrecen servicios básicos, como son los supermercados, las farmacias y panaderías, se encontraron en distintas situaciones según las posibilidades de cada uno. En el caso de los primeros, Mercadona pudo operar con relativa normalidad gracias a los grupos electrógenos de los que dispone en sus instalaciones, que permiten continuar abiertos al público sin apenas diferencias.
Así lo confirmaron desde el departamento de Relaciones Externas de esta área territorial, que tampoco dan cuenta de una asistencia masiva de clientes ni de que estén realizando acopio de ningún producto concreto: "No hay alarma", comunicaron. Asimismo, destacaron que el tiempo de servicio de dichos grupos electrógenos es "suficiente, porque llevamos desde la mañana", contando con que el suministro "se está restableciendo en muchas zonas", a pesar de que no concretan el tiempo de duración. La mayor parte de supermercados del centro permanecieron cerrados, aunque algunos con sus empleados en el interior cumpliendo sus horas de trabajo correspondientes, a pesar de no poder atender a ningún cliente y carecer de luz artificial.
Las farmacias de la ciudad estuvieron a la espera de alguna orden por parte del colegio oficial, funcionando hasta entonces según el criterio propio de cada una: algunas permanecieron con el enrejado casi cerrado y otras con las puertas abiertas, aunque al no tener posibilidad de acceder a los ordenadores y consultar los precios se mantuvieron a la expectativa.
Una de las farmacias que sí continuaron dispensando medicamentos es Lago Alcántara, en Esteiro, que estuvo con el establecimiento abierto para atender a urgencias. Así, confían en los vecinos de la zona que son clientes habituales, en aquellos casos en los que se requiere la receta electrónica o escanear códigos. Según informó una de las titulares, Mercedes González, uno de los mayores problemas que tendrían en caso de que el corte se prolongase era el de las neveras, que pueden mantener su contenido en condiciones óptimas por tiempo limitado.
En el Horno de Paula de la plaza de Armas tienen horario continuo y es el único de los cinco establecimientos que abre en turno de tarde. Sandra Permuy llegó a su turno vespertino cuando el apagón ya había empezado y se encontró el despacho totalmente desprovisto de pan. "Hicieron baguettes porque casualmente en el almacén tenían unas congeladas y aprovecharon que el horno estaba caliente", explicó, cuando todavía quedaban algunas unidades. Por supuesto, los cobros con tarjetas no se pudieron efectuar desde el inicio y los productos al peso fueron calculándose a ojo.
La situación en este caso se salvó sin problemas por la luz natural de la que dispone la panadería, cuyo mayor inconveniente con el corte de luz fue la imposibilidad de utilizar las amasadoras, necesarias para responder al volumen de trabajo que ya tienen habitualmente, ya que los hornos funcionarían en cualquier caso. Además del pan, según informaron desde el local, los clientes se apresuraron por agotar las existencias de botellines de agua fría, quedando hasta hace escasos momentos "stock" de refrescos, golosinas y también repostería.