La escasez de socorristas mengua la vigilancia en las playas de la comarca

La escasez de socorristas mengua la vigilancia en las playas de la comarca
Gente en la playa de Caranza

Las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal disponen de kilómetros de playas de mar abierto que además de su belleza salvaje suponen también aguas batidas y mayor peligro que las tranquilas aguas de la ría. Por eso, los concellos con más arenales ofertan un buen número de plazas de socorrismo que, un año más, superan en oferta a la demanda de profesionales.

La formación requerida –conseguir la titulación oportuna de forma privada supone un coste elevado para muchos jóvenes– y el aumento de posibilidades de trabajo en piscinas –todas con servicio de socorrismo y posibles menos riesgos que en las playas– ha hecho que las plazas queden vacantes. En muchos concellos, de hecho, en los últimos años no ha habido servicio y en el actual todavía se están completando las plantillas. Otros, sin embargo, han conseguido incluso aumentarlo con respecto a anteriores temporadas estivales.

En Ferrol, el número de plazas ofertas por el Concello era de 52 y el servicio ya está en funcionamiento desde mediados del pasado mes de junio, si bien los efectivos no alcanzaron la cifra estimada y solo se presentaron 46 profesionales. Esta cifra está previsto que se amplíe a lo largo del verano, con una oferta de ocho plazas más a través de una subvención de la Xunta.

Valdoviño, otro de los concellos con más arenales y de mar abierto, también ha tenido problemas para completar su plantilla. El Concello sacó a concurso el servicio de socorrismo y no se presentó ninguna empresa. El Ayuntamiento buscó entonces la posibilidad de contratación de efectivos para garantizar el servicio en el mayor número de playas posible y consiguió contar con 17 socorristas, frente a los 23 de los que disponía el año pasado.

Este hecho ha llevado a que además de las señalizaciones habituales se establezcan advertencias en algunos arenales –zona de Outeiro perteneciente a la Frouxeira, o Campelo– de la peligrosidad del baño sin vigilancia.

El arenal de A Frouxeira dispone de seis efectivos, cinco en Pantín, dos en Baleo, dos en Vilar y otros tantos en la playa Do Río en Meirás. No se descarta que a lo largo de la temporada puedan incorporarse más profesionales y desde el Concello se ha hecho ya en otras ocasiones a la Xunta el llamamiento para que convoque más cursos formativos para los jóvenes, con el fin de que pueda prestarse el servicio con socorristas suficientes en todas las playas.

En el caso de Ares, sin embargo, esta temporada ha habido un aumento de efectivos, pasando de los tres del año pasado a ocho, que prestan servicio en Chanteiro, Ares y Seselle. También en Cabanas se ha conseguido, con la subvención de la Diputación, disponer de cuatro socorristas en el arenal de A Magdalena, que atienden todos los días la caseta de once de la mañana a ocho de la tarde. El año pasado, sin embargo, no se pudo prestar este servicio en el arenal.

Otros concellos como Mugardos o Cedeira mantienen dos socorristas cada uno, tal y como ya venía sucediendo la pasada temporada estival, si bien en el caso de Cedeira se ofertaban más plazas, que la escasez de personal impidió cubrir.

Por su parte, en los arenales de Ortigueira no hay, por el momento, prestación de servicio de vigilancia y salvamento. El Concello, del mismo modo que sucedió en Valdoviño, pretendía contratar una empresa del sector y el concurso quedó desierto.

En el caso de Pontedeume, pese a contar con playas con una calidad de aguas deficiente también se intentó este año la contratación de socorristas. Aunque en un principio enviaron del servicio de empleo 26 posibles trabajadores, ninguno de ellos estaba finalmente disponible. Ahora realizarán un segundo intento y esta semana está previsto el desarrollo de las pruebas para una oferta de seis plazas. Se espera que participen en el proceso al menos tres personas, aunque no se sabrá hasta el momento final, y es que el socorrista es ya casi un artículo de lujo.

La escasez de socorristas mengua la vigilancia en las playas de la comarca

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