Endesa solicita de forma oficial el cierre de la central de As Pontes

Endesa solicita de forma oficial el cierre de la central de As Pontes
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Endesa hizo oficial ayer el fin de la actividad de la central térmica de As Pontes, tras presentar a la Administración la solicitud formal de cierre tanto de la planta pontesa como de las instalaciones de Carboneras, en Almería. Por medio de un comunicado de prensa, la eléctrica –que nació como una empresa pública y que a día de hoy pertenece en un 70% a la italiana Enel– apuntó que la decisión deriva de “la profunda modificación de las condiciones de mercado”, como por ejemplo “un incremento sustancial en el precio de los derechos de CO2 y una caída significativa del precio del gas”. Esta situación, asegura la compañía, “ha llevado a que esta planta haya sufrido una importante falta de competitividad en la cobertura de la demanda de mercado”, quedando, por tanto, “excluida” del mismo.

A pesar de que el anuncio cogió por sorpresa a la mayor parte de los actores implicados en el cierre desde el inicio de la parálisis de la actividad en el mes de abril –trabajadores, sindicatos, transportistas y demás representantes económicos, sociales y políticos de la localidad–, para la eléctrica era ya desde hacía tiempo una realidad que debía enfrentar. En el comunicado, Endesa aseguró que “ya había anticipado en septiembre a los mercados y a las autoridades institucionales y agentes sociales la decisión de promover la discontinuidad de la actividad”.

Derecho de desistimiento
Aun tomando como un hecho el cierre de la central, la propia Endesa señaló en su comunicado que todavía quedan pendientes una serie de pruebas con biocombustibles como alternativa al carbón. Los intentos anteriores no habían sido satisfactorios “tanto desde un punto de vista técnico y medioambiental, como económico”. No obstante, a comienzos del año que viene tendrán lugar otro conjunto de pruebas, en este caso bajo el amparo de la Xunta y el Gobierno central, por lo que de ser positivas, la empresa “se reserva el derecho de desistimiento de esta petición, en su conjunto o parcialmente”.

A este punto preciso se refierieron ayer los representantes del comité de empresa de la central, de las compañías auxiliares y del colectivo de transportistas, principales colectivos afectados por el cierre de la central y que conservan la esperanza de que los resultados permitan un cierre más escalonado y “justo”. Aún con ello, la desaparición de uno de los motores industriales de la comarca supondría un golpe crítico al tejido económico del noroeste de la provincia, por lo que Endesa anunció de forma paralela un ambicioso plan de choque con el objetivo tanto de minimizar el daño en las áreas afectadas, como para sustituir la potencia generada en Galicia con el carbón por alternativas renovables.

Plan Futur-e
Ante la perspectiva de destrucción de empleo local, Endesa presentó lo que denomina Plan Futur-e, una iniciativa que, desde varios frentes, pretende poner freno a las consecuencias que traerá consigo el cierre de la central. Así, la eléctrica se comprometió a “respetar el puesto de trabajo de los 174 empleados de As Pontes”, mediante la apertura de “un proceso de recolocación” que se verá complementado por “medidas formativas” para toda la plantilla.

En concreto, la empresa invertirá más de 1.500 millones de euros entre 2020 y 2026 para sustituir los 1.468 megavatios de generación térmica por 1.505 de origen renovables. De esta forma, Endesa se comprometió a “tener en cuenta” a estos trabajadores tanto en el proceso de desmantelamiento de la planta como en la construcción, gestión y mantenimiento de sus futuras instalaciones. En cuanto a las compañías auxiliares, cuyas plantillas en conjunto superan las 700 personas, la eléctrica apuntó que “priorizará” su contratación en las labores antes mencionadas. Del mismo modo, Endesa se comprometió a establecer “programas adicionales de formación” y a fomentar “la compra de materiales a proveedores locales que impulsen el desarrollo industrial verde de la zona”.

Sobre la propia generación de empleo, las estimaciones de la empresa apuntan a la creación de 1.250 empleos directos de media anual hasta 2026 en las labores de desmantelamiento de la central y la construcción de las nuevas instalaciones. A partir de ese punto, la cifra bajaría hasta los 125 para la “operación y mantenimiento” de sus futuros proyectos renovables. De igual modo, Endesa explicó que se ha abierto un concurso internacional de ideas para recabar propuestas sobre futuros usos del área en la que ahora se asienta la central. El objetivo de este, añadió, sería “promover que empresas, instituciones y otros agentes públicos y privados puedan presentar alternativas viables, a través de un proceso participativo, transparente y abierto, para buscar proyectos de inversión y creación de empleo sostenibles”.

La Xunta culpa al Gobierno
Ante el anuncio del cierre, la Xunta apuntó que “non asume” esta situación, acusando al Gobierno de dejar sin trabajo a “máis de 700 familias” a causa de su “falta de política industrial”. El conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde, señaló que la decisión de la eléctrica fue “inxusta, precipitada e non consensuada con todos os axentes que levan meses traballando para identificar de forma conxunta unha solución para que a planta poida ter unha oportunidade de futuro”. En este sentido, Conde aseguró que el ejecutivo de Pedro Sánchez “non está tomando unha posición proactiva”, instándole a activar “un plan de transición xusta” en línea con la Unión Europea y que permita acceder a los fondos comunitarios de cara al año 2021.

Del mismo modo, el conselleiro adelantó una nueva reunión de la mesa de trabajo organizada con el Concello y demás agentes implicados en el cierre de la central. Conde apuntó que la transición energética debe ser “equilibrada”, recordando que en Europa “hai 149 centrais de carbón que están mantendo a súa producción e o seu emprego”.

Esta observación, no obstante, no es unánime, teniendo en cuenta el impacto que la crisis del carbón ha tenido en toda la Unión. Según informó el pasado octubre el prestigioso diario Financial Times, cuatro de cada cinco centrales térmicas europeas sufrieron importantes pérdidas económicas durante el presente ejercicio –con un balance conjunto de más de 6.600 millones de euros–, lo que está llevando a muchos países a acelerar su cierre. Alemania, por ejemplo, siendo la nación europea más dependiente de este combustible, clausurará el próximo año doce plantas, continuando este ritmo de forma anual hasta 2038 –el resto de países dejarán de depender de estas en 2030–.

Por su parte, el Ministerio de Transición Ecológica se comprometió a “velar” por que Endesa cumpla con sus previsiones de mantenimiento y generación de empleo y de reactivar las zonas afectadas por el cierre de las centrales térmicas. En este sentido, el organismo aseguró “respetar” la decisión de la eléctrica, siempre y cuando mantenga sus compromisos. Finalmente, el Ministerio afirmó confiar en que “el resultado positivo de las pruebas que permitirán mantener activos dos grupos de la planta con co-combustión de biomasa".

Endesa solicita de forma oficial el cierre de la central de As Pontes

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