Doctor Fleming

Doctor Fleming
Vista general de la calle, en una imagen tomada ayerjorge meis

En todas las ciudades, muchas de sus calles están dedicadas a una o varias personas: Reyes, políticos (sobre todo alcaldes), científicos, militares, deportistas, etc., etc., incluso algún personaje popular de la localidad puede alcanzar el honor de ser recordado de ese modo tan afectuoso. En general, la mayoría de esas personas o bien nacieron allí o, de no ser así, tuvieron una intensa y fructífera relación con ella en algún momento de su vida o a lo largo de ella. Pero también hay calles y plazas que recuerdan el nombre de seres que, independientemente de su origen, su obra resultó de gran trascendencia para toda o gran parte de la humanidad. Un ejemplo claro, en Ferrol, es la calle Dr. Fleming. La importancia del descubrimiento de este científico británico ha supuesto un punto de inflexión en la historia de la medicina.
Pero antes de recordar al científico demos un paseo por la rúa ferrolana que lleva su nombre. Tiene esta calle una particularidad creo que bien conocida por todos: desaparece en un punto –mejor dicho, en dos ocasiones- para volver a aparecer más adelante, lo que puede ser calificado como “efecto Guadiana”. Iniciemos nuestra andadura en el comienzo de la calle, en la Avenida do Rei (nombre que sustituyó al de López Uriarte, asunto del que algún día hablaremos), pero recorridos los primeros ochenta metros aproximadamente, al atravesar perpendicularmente la calle Rubalcaba, nos encontramos que la calle doctor Fleming desaparece.
Para reanudar por ella nuestro paseo –real o virtual– tendremos que recorrer la calle Almendra (ciento treinta o ciento cuarenta metros en total, aunque atravesada aproximadamente en su mitad por la calle de la Tierra) y al llegar a su final, calle Concepción Arenal que tenemos que atravesar, bajar unos cincuenta metros y estaremos de nuevo en doctor Fleming. Toda la calle sigue la dirección este-oeste (más o menos), de manera que seguimos nuestro caminar mirando a poniente, cruzaremos la calle Coruña, luego la Sánchez Barcaiztegui, pasaremos por la acera del edificio Altamira –fachada sur, es decir, la que mira a la ría- hasta chocar con un colegio, el CEIP “Crucero de Canido”. Como queremos conocer el tramo final (tercero) de Dr. Fleming podemos escoger entre dos o tres opciones parecidas, para llegar a él. Allí veremos que el número más alto de las viviendas de la calle es el 180, aunque es posible que en un futuro aparezcan algunos nuevos edificios en los terrenos que hay libres –unos treinta o cuarenta metros- hasta llegar a la calle Estrella.
¿Por qué llega a ser así el trazado de una calle? Para mí sería muy larga y complicada la explicación; los planes urbanísticos de una ciudad deben de ser muy difíciles de elaborar, y además no pueden materializarse de forma inmediata.
Pero volvamos a poner nuestra atención en el nombre de la calle. En la ciudad de Ferrol hay varias calles dedicadas a médicos; los iremos conociendo -eso espero- uno a uno con el tiempo, pero me pareció que era lo más indicado empezar por el doctor británico sir Alexander Fleming, por razones obvias. Es esta ocasión debo reconocer públicamente que nada de lo que a continuación sigue, que haga referencia a tan eminente personaje, ha sido resultado de investigación mía, sino que me he limitado a reproducir algunos datos o comentarios de lo mucho que ofrecen las clásicas enciclopedias y los modernos métodos de información. No es esa mi fórmula habitual de trabajo; en general, procuro encontrar algún dato no conocido del tema o de la persona objeto de mi atención, mediante el método más idóneo, incluyendo el ponerme en contacto con descendientes, familiares o amigos que puedan aportar algún toque personal, pero en este caso, creo que está completamente justificado reproducir lo que puede encontrar cualquiera fácilmente. Ya el apellido Fleming es suficiente para traer a la mente al gran benefactor de la humanidad, pese a que este investigador no es la única persona famosa que lleve tal apellido: hay varios, por ejemplo el escritor Ian Fleming es bien conocido sobre todo por un personaje por él creado, el agente secreto 007, James Bond, pero aquí estamos hablando de sir Alexander.
Antes hemos señalado que era británico, pero no inglés de nacimiento, sino escocés. Nació el 6 de agosto de 1881 y murió el 11 de marzo de 1955. Se trasladó a Londres a los trece años. Siendo aún estudiante de medicina, dedicó su máxima atención al mundo de la bacteriología, y más concretamente al estudio de las infecciones bacterianas, lo que supuso el reconocimiento y fama mundial por sus dos extraordinarios descubrimientos: el de la lisozima, en 1922 y, muy especialmente el de la penicilina en 1928, si bien la utilización práctica del gran descubrimiento se demoró doce años. En 1945 le fue otorgado el Premio Nobel “por el descubrimiento de la penicilina y su efecto curativo sobre las enfermedades infecciosas”. Murió de un infarto de miocardio en su residencia de Londres y fue enterrado en la cripta de la Catedral de San Pablo de aquella ciudad.
Son innumerables las ciudades y pueblos que han dedicado calles a tan gran bienhechor, y no solo calles, también libros, sellos, colegios, etc., por ejemplo, en Barcelona, en los jardines del Doctor Fleming podemos admirar un busto del científico, hecho de mármol blanco y piedra.

Doctor Fleming

Te puede interesar