Despedir a los seres queridos se convierte en un acto más íntimo y familiar

Despedir a los seres queridos  se convierte en un acto más íntimo y familiar
El tanatorio San Lorenzo, ubicado en San Pedro de Leixa –arriba su entrada principal–, continúa abierto y prestando servicio con las medidas restrictivas que se han establecido | daniel alexandre

Hasta despedir a los seres queridos es más complicado desde que se decretó el estado de alarma como consecuencia del Covid-19. Pero en este día a día de arrimar el hombro en el que todos deben participar, también las familias deben asumir que no por tener un funeral más concurrido se quiere más a una persona, sino, en este caso, todo lo contrario, dado que es obligado evitar las aglomeraciones.

Así se ha determinado ya desde los primeros días de la crisis y, aunque los tanatorios continúan abiertos y con atención al público, sí han limitado la permanencia de gente y, sobre todo, extremado las medidas de seguridad y protección en su trabajo.

La única indicación oficial de cómo deben actuar los tanatorios es una orden de la Xunta en la que se restringe el aforo a un tercio de su capacidad y el acompañamiento en funerales y entierros a 25 personas. En función de esto, cada empresa aplica su criterio.

Desde Tanatorio San Lorenzo, su directora, María del Pilar Lage, explica que, en el caso de Ferrol, tanto su establecimiento como Alvia (­este centro tiene criterios comunes para sus instalaciones en todo el país) o el de Vilar do Colo están en contacto con el fin de seguir criterios similares.

Así, entre las medidas que aplican todos ellos actualmente, a expensas de que se produzcan nuevas determinaciones, está la de admitir un máximo de entre cuatro y ocho personas en los compartimentos de cada difunto y que no puedan circular por los lugares comunes.
Como la Diócesis ya ha suspendido los funerales, los sacerdotes solo celebran responsos en el tanatorio o bien directamente en el cementerio. Los funerales, como indica Pilar Lage, quedarán, si así lo desean los familiares, para después del confinamiento.

Estas medidas son las que se siguen en esta comunidad, ya que, como explica la directora de San Lorenzo, en otras se han prohibido velatorios, aunque en el caso de Galicia no se han pronunciado al respecto.

Distinto sería el protocolo si el fallecido al que haya que velar hubiese sido víctima de la pandemia del coronavirus. 

Afectados
En este caso, como explican desde esta firma, ya no se podría manipular el cadáver, ni verlo ni tocarlo desde la recogida. 

De este modo, en el propio hospital se cerraría y desinfectarían los restos, y los familiares podrían verlo, sin aproximarse, solo en el centro hospitalario. Los responsables del tanatorio ya no se ocuparían de la preparación ni del vestido del cadáver.

En cuanto al velatorio del fallecido en el tanatorio, ya sea para un posterior enterramiento o incineración, el procedimiento sería el mismo, con igual número de familiares, ya que no se está en contacto con el féretro.

Lo que sí ha cambiado desde el decreto de alarma es el periodo que puede transcurrir hasta celebrar los enterramientos, sea cual sea la causa de la muerte. Así, ya no es preciso que transcurran 24 horas y, salvo en el caso de autopsias, se puede sepultar al finado el mismo día del fallecimiento, que es, como explica la directora de San Lorenzo, por lo que optan ya muchas familias.

Despedir a los seres queridos se convierte en un acto más íntimo y familiar

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