La defensa del acusado por el atropello mortal de Cedeira lo atribuye a un accidente fortuito

La defensa del acusado por el atropello mortal de Cedeira lo atribuye a un accidente fortuito

La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña acogió ayer la primera vista del juicio contra el constructor cedeirés Maximino Caruncho, acusado del atropello mortal de Juan José García. Este procedimiento judicial llega casi cinco años después de que ocurriesen los hechos, en agosto de 2012, tras incontables retrasos durante el periodo de diligencias, incluida la recusación del magistrado que incialmente iba a presidir el tribunal del jurado. 
Mientras que la Fiscalía sostiene que Maximino atropelló de forma intencionada a la víctima –que caminaba por la calzada en el mismo sentido de su marcha– tras seguirlo con su coche, la defensa del empresario encausado negó ayer cualquier intencionalidad y atribuyó lo ocurrido a una “terrible casualidad”. 
 El informe acusatorio del ministerio fiscal señala que, debido a que mantenían “desde hacía al menos cinco años una intensa enemistad”, el procesado sentía un “fuerte resentimiento” y decidió “aprovechar las circunstancias para vengarse de él por todas sus denuncias y demandas”.
El abogado de la defensa alego al respecto que su cliente no interpuso ninguna demanda contra la víctima, por lo que a su entender demuestra que no existía intencionalidad en atropellarla y añadió que, tras el accidente, el encausado tuvo que ser atendido por “un ataque de ansiedad” al percatarse de lo sucedido.

atestado policial
El abogado de la acusación, José Luis Gutiérrez Aranguren, solicitó durante la vista de ayer que se acepte una nueva prueba que consiste en la declaración del abogado que tramitó las denuncias de la víctima hacia el acusado, tras fallecer –por causas naturales– el hijo de Juan José García, que en un principio iba a dar fe, él mismo, de la mala relación entre ambos. 
Además, el letrado considera probado que “el conductor veía por dónde caminaba la víctima” y que el camino se encontraba totalmente despejado, por lo que consideró que lo sucedido fue consecuencia de “los hechos ocurridos con anterioridad al fatídico día”, concluyó.
Sin embargo, los atestados de la Policía Local reconocen, según la defensa, que se trató de un accidente por las marcas de frenado generadas en la calzada y el “volantazo efectuado hacia la izquierda” por parte del conductor. Además, la parte letrada del acusado insistió en que el atropellado “circulaba indebidamente” por la carretera y no por la acera. 
Hoy continúa la vista, en la que participa un jurado popular de once miembros, y declarará el encausado, que ayer por la mañana mostraba visibles síntomas de angustia, mientras su letrado explicaba los trastornos generados en su vida pública y privada por ser “injustamente procesado”, bajo su entender, por un delito de asesinato.
El Ministerio Público pide una pena de 18 años por el delito de asesinato y tres más por obstrucción a la justicia, mientras que Gutiérrez Aranguren reclama 20 años de cárcel por homicidio y 4 por obstrucción a la justicia, así como 110.000 euros para la viuda de la víctima y 15.000 para cada uno de sus hijos. n

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