Ofrecer un servicio de lujo y calidad como el que Renfe quiere ofertar con el Transcantábrico y el tren Costa Verde implica tener siempre a punto los convoyes. Por eso, el servicio de limpieza de los trenes es fundamental en cada inicio de temporada.
La empresa ferrolana Limnova, que tiene al frente a Luz Rey, ha sido adjudicataria una vez más del servicio de limpieza de estos dos trenes turísticos que llegan a Ferrol así como del Al-Andalus que, con motivo del año Xacobeo, realiza dos viajes a Santiago de Compostela.
Son ya más de diez años –desde 2010– los que esta empresa lleva haciéndose cargo de esta limpieza de los trenes más sofisticados de España y ahora, tras el parón provocado por el Covid, se retoma el recorrido del ferrocarril de lujo y también la contratación de estos servicios para tenerlos a punto y, además, con la novedad de seguir protocolos específicos para que sean viajes seguros.
La limpieza de estos trenes nada tiene que ver con la de uno normal, ya que incluyen cocinas, dormitorios, pubs, salones o suites como si de un hotel se tratase, pero, además, locomotoras y vagones que implican trabajos muy distintos a los de una residencia sin ruedas.
Como explica Luz Rey, hay que seguir una rutina que comienza cuando los viajeros se bajan del tren al llegar a Ferrol a las diez de la mañana. Hasta las dos de la tarde es el turno para la limpieza, porque, aunque vuelve a salir a las vías a las cinco de la tarde, antes es tiempo de otro tipo de acondicionamiento interior tras la limpieza.
Cinco personas para las partes de dentro del tren-hotel y dos para el exterior se dedican plenamente durante cuatro horas a dejar impecables los convoyes para que el cliente se sienta como en un hotel de cinco estrellas.
No es para menos, ya que el tren Transcantábrico Gran Lujo dispone de 15 coches –locomotora, dormitorios, cocina, pub salón, suite...– con 250 metros de longitud; el Costa Verde tiene 14 coches y 250 metros; y el de mayor tamaño, el Al-Andalus, dispone de 15 convoyes y 360 metros de largo. Los trabajos adjudicados –por algo más de 25.000 euros– incluyen elementos interiores –comedores recubiertos de madera, cortinas y estores, espacios con moqueta en el suelo, tapicerías en el mobiliario, elementos decorativos, lámparas, vitrinas y estantes, barras de bar, etc– y exteriores, incluidos grafitis que se puedan producir y que no necesiten un tratamiento más completo de chapa y pintura.