Condenan a tres aparejadores juzgados por el accidente del Sánchez Aguilera

Condenan a tres aparejadores juzgados por el accidente del Sánchez Aguilera
Juicio Uralita en el Juzgado de Ferrol

La jueza Marta María Guillemet, sustituta en el Penal 2, acaba de dictar la sentencia por la causa abierta a raíz de un accidente laboral ocurrido el 19 de noviembre de 2010 en la obra de rehabilitación de la fachada y cubierta del edificio principal del cuartel Sánchez Aguilera, en la que el Concello de Ferrol era promotor y constructor.
La juzgadora condena a los aparejadores municipales María del Mar Piñeiro Otero y David Couselo Méndez, así como al también aparejador Francisco José Manzano Méndez, contratado por el ayuntamiento para la citada actuación, a las penas de 14 meses de prisión, inhabilitación especial para la dirección de ejecución de obras en las que existan trabajos en altura o con riesgo de exposición al amianto por un período de dos años y diez meses, y multas de 2.700 euros.
En concepto de responsabilidad civil, los tres condenados tendrán que indemnizar a la víctima con la suma de 19.065 euros por las lesiones y las secuelas. De dicha cantidad responde directamente la compañía aseguradora Mapfre, mientras que la responsabilidad subsidiara recae en el Concello de Ferrol.
La jueza los considera responsables de un delito de lesiones por imprudencia grave en concurso con otro contra los derechos de los trabajadores.
En la presente sentencia se considera probado que el Ayuntamiento contrató a doce trabajadores para la realización de la obra en cuestión con cargo a una subvención del Programa de Cooperación Xunta de Galicia-Entidades Locales.
Una parte del trabajo consistía en la retirada de uralitas de una de las naves para su reutilización en la cubierta del edificio principal. Para ello los operarios ascendían por una escalera de mano apoyada en un pilar hasta colocarse sobre el tejado, situado a una altura de entre 2,5 y 3,5 metros, y las planchas de fibrocemento eran lavadas con agua a presión y cortadas con una radial para adaptarlas a la nueva cubierta.
En el curso de los citados trabajos, un operario se precipitó al suelo desde una altura de tres metros debido a la rotura de una de las uralitas.
A consecuencia de la caída resultó con lesiones de carácter grave de las que le han quedado secuelas.
La juzgadora considera acreditado que las condiciones en las que se desarrollaron los trabajos en la obra ponían en peligro no solo la integridad física sino incluso la vida de todos los operarios, dado que al riesgo evidente de caída por la realización de     intervenciones en altura se añadía el de contaminación pulmonar y de las vías respiratorias por la manipulación de amianto sin los adecuados medios de protección.
Añade que, en aplicación de lo anterior, resulta patente que los hechos declarados probados merecen un reproche penal.
En cuanto a la responsabilidad, señala que los tres acusados, en su condición de director técnico de la obra y supervisores de la misma, estaban obligados a facilitar los medios necesarios para que los trabajadores desempeñasen su actividad con las adecuadas medidas de seguridad e higiene.
A la vista de las pruebas practicadas durante la instrucción y en la vista, la jueza dice no albergar dudas acerca de que Mar Piñeiro y David Couselo eran los dos arquitectos técnicos encargados de la supervisión de la obra, con independencia de que la persona que ejercía la dirección facultativa fuera Francisco José Manzano. De ahí que los considere responsables de lo ocurrido a los tres.

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