La colaboración ciudadana, imprescindible para seguir el registro de topónimos en Ferrol, Eume y Ortegal

El mapa colaborativo expone hasta el momento 34.676 nombres, la mayoría "en peligro de extinción", a lo largo de esta área territorial
La colaboración ciudadana, imprescindible para seguir el registro de topónimos en Ferrol, Eume y Ortegal
Cariño es uno de los más curiosos por lo que evoca hoy en día y podría tener el mismo origen que Caranza | EMILIO CORTIZAS

En un período de alrededor de cinco años, la plataforma Galicia Nomeada, una iniciativa desarrollada por la Real Academia Galega en colaboración con la Xunta, registra un total de 34.676 topónimos y microtopónimos a lo largo de los 20 concellos de las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal. Estas son las cifras hasta el momento de un proyecto colectivo que hace partícipe a todo el público general interesado en contribuir a una obra inédita, que recopila una parte fundamental del patrimonio inmaterial.


“Ninguén coñece mellor os nomes dun territorio cás persoas que o habitan e que transmitiron durante varias xeracións, co seu uso, un ben cultural tan valioso”. De esta manera animan a la cooperación desde la propia página web galicianomeada.xunta.gal, con la finalidad de que tal tesoro no continúe su camino hacia el olvido. La riqueza de la toponimia gallega abarca, y así se clasifica en el proyecto, tanto entidades humanas como distintos tipos de terrenos, así como accidentes costeros y otros elementos acuáticos.


Las fichas de cada uno de los nombres aportados pueden incluir, según el caso particular, grabaciones de audio para dejar constancia de la pronunciación, vídeos, fotografías e información adicional. El objetivo es dar a conocer mejor el territorio y la historia local de todos sus rincones, que es la que al mismo tiempo da lugar a estos términos patrimoniales. Así pues, la propuesta se dirige al voluntariado cultural de toda Galicia en sus múltiples formas, desde particulares, asociaciones y comunidades de montes, hasta centros educativos y entidades tanto públicas como privadas, entre otras.


La microtoponimia recopilada por el Proxecto Toponimia de Galicia –PTG–, desde el año 2000 al 2011, se suma a las aportaciones de la ciudadanía en la plataforma Galicia Nomeada, que convierten el mapa en una obra colectiva que actualmente acumula 90.758 colaboraciones en total.

 

Ferrolterra

A Capela fue el último municipio de Ferrol, Eume y Ortegal en recibir aportaciones, aunque en este momento ya es el que presenta una mayor cantidad de datos entre los de su comarca, solo superado por Monfero, que corona el mapa de toda la zona con sus 5.089 topónimos recopilados.


En el Podium de Galicia Nomeada, que es una lista de los diez topónimos más visitados, destacan dos pertenecientes a esta área territorial. En primer lugar, el puesto número cinco es para Estacas, en Ares (con 473 accesos), que a pesar de que en este caso describe una entidad de población, el término también identifica otro tipo elementos de la localidad como un manantial y una playa, entre otros. A continuación, la sexta posición es para O Seixo de Ardeleiros, en el concello de Pontedeume (con 397 visitas). En este particular, se aportan fotografías de un marco de una piedra de cuarzo, o “seixo” en galego, que serviría de frontera a la parroquia de Boebre, en la que se encuadra según el visor, con la de Centroña.
 

Algunos de los ejemplos de las comarcas que presentan más particularidades son, en primer lugar, el de Trasancos. Este topónimo identifica dos parroquias diferentes de los municipios de Ferrol y Narón, aunque históricamente este era el nombre del territorio que actualmente comprenden estos dos concellos, junto a los de Fene, Neda, Valdoviño y San Sadurniño. En este término, se constata que el sufijo “Tras-” procede del latín trans, que significaría “detrás de” o “posición más allá de un punto”. Sin embargo, Toponimia de Galicia caracteriza de “enigma” el elemento que le sigue, “ancos”, a pesar de apuntar algunas teorías.


El monte de Neda, popular por su mirador con una vista panorámica de la ría y los territorios que la rodean, es una de las posibles respuestas, que coincide con la opinión de dos lingüistas. Nicandro Ares relaciona Trasancos con otros nombres como puede ser Os Ancares, y Edelmiro Bascuas, que considera ancos “un celtismo” derivado de una raíz que significaría “curvar”, semejante a otras voces como las latinas ancus (“curvo”) y angulus (“ángulo”), dejando huella también en el concepto gallego de anco (“recodo en un terreno”). Sin embargo, la orografía no es la única explicación posible, ya que Dolores González de la Peña expone que Trasancos podría ser un hidrotopónimo prerromano derivado del léxico paleoeuropeo akwa (“río”).


No obstante, uno de los topónimos que más se suele destacar como curioso, y que en esta zona se utiliza para describir tanto el municipio de la comarca de Ortegal como un lugar del concello de Ferrol, es Cariño. Este topónimo aparece en documentos desde el siglo X, en formas como Carinio, Carinno o Villa de Carino, y su origen distaría bastante del significado literal actual.

 

Así, esta voz “podería agochar a base prelatina kar (“pedra”), como outros lugares como Caranza”, en referencia al populoso barrio de la ciudad. En cualquier caso, las leyendas que relacionan Cariño con un sentimiento afectivo “poden ter ata parte de razón, talvez máis por sorte que por reflexión”. Fernando Cabeza Quiles no descarta que la denominación de ambos lugares haya surgido a partir del nombre personal de origen latino Carinus, que derivaría de carus, “querido”.


“Este era un procedemento que foi moi usual entre os séculos VII e XI, que consistía en designar as terras cos nomes dos seus propietarios”, relata la lingüista Ana Boullón, algo que explicaría esa última teoría sobre Cariño y otras tantas como la de Ferrol. En este caso ponía el foco en el topónimo Moeche, que procedería de Modesti, añadiéndole delante, como en todo este tipo de fórmulas, “Villa”. “Vila, o que significaba neste momento era realmente unha granxa”, por lo que el origen estaría en “la granja de Modestus”. Según continúa Boullón, Moeche se registra desde el siglo X, en documentación del monasterio de Xuvia, referenciando ya en el año 977 la actual parroquia de San Xurxo.


Posteriormente, el término continuó apareciendo en numerosos escritos, ya que “durante a época medieval era bastante coñecido”. Con todo, el territorio se identificaba con el nombre de otra de sus parroquias, Labacengos, hasta la construcción del castillo en el siglo XIV. ¿Cómo pasó la fórmula Modesti a convertirse en Moeche? Ana Boullón lo ejemplifica con la misma evolución que derivó a la conjugación cantasti en “cantaches”.


Galicia

A lo largo de los 29.574 km. cuadrados de extensión que abarca la Comunidad, aunque esta ocupa tan solo un 6% del territorio de todo el Estado, se localizan alrededor de un tercio de las entidades de población de España. Por lo tanto, son sobre 38.500 los nombres de estos núcleos que se registran actualmente en el Nomenclátor de Galicia.


Estos términos corresponderían a la toponimia mayor, por lo que, tal como se puede deducir de la cifra actual de aportaciones validadas en la plataforma colaborativa solo para las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal, al contemplar la microtoponimia desde la plataforma calculan “que podemos salvagardar máis de dous millóns de topónimos vivos na memoria dos galegos e galegas; iso si, a meirande parte ameazados co risco de desaparecer”. De la misma manera, se solicita la contribución tanto para registrar los nombres de la superficie terreste como los que existen en los más de 2.500 km. de litoral. 

La colaboración ciudadana, imprescindible para seguir el registro de topónimos en Ferrol, Eume y Ortegal

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