Belén Ortiz | “ Todos formamos un equipo y todos nos complementamos”

Belén Ortiz | “ Todos formamos un equipo y todos nos complementamos”
GRAG5314 MADRID, 8/12/2019.-Marta, Elena y Belén son tres de las 284 mujeres desplegadas en el exterior. Una en África (Mali), otra en Asia (Irak) y la tercera surcando el mar Mediterráneo. Las tres se han estrenado este año en

Un 10% de los militares en misiones son mujeres, un porcentaje algo menor del 13% de todas las Fuerzas Armadas. Según datos del Estado Mayor de la Defensa (EMAD), más de la mitad de las desplegadas a finales de este año, 152, pertenecen a los dos empleos más bajos del Ejército, soldado y cabo, mientras que solo 39 están en alguno de los seis rangos del escalafón de oficiales.

Estos datos, que fluctúan a medida que los militares se van relevando en las 16 operaciones en que participa España, son una radiografía de la presencia femenina en las Fuerzas Armadas. 

El año que acaba las misiones cumplen su 30 aniversario y hace tan solo 31 que ellas pueden entrar en el Ejército. Su evolución ha pasado de las 601 mujeres desplegadas en el exterior en 2013, primer año con cifras, a las 869 de 2018.

La teniente Belén Ortiz pertenece a la Marina. A sus 33 años, esta sevillana lleva cinco en la Fuerzas Armadas, destinada ahora en Ferrol. Atiende desde el buque “Patiño”, integrado en la OTAN dentro de su fuerza de control del Mediterráneo. Su misión dentro de la misión: controlar la intendencia del barco y también labores de comunicación.

Desde la isla griega de Creta, recuerda con claridad que el Patiño zarpó de Galicia el 4 de septiembre. Y es que participar en una operación es lo que le impulsó a meterse en el Ejército.

El mes que lleva embarcada de los dos y medio que dura su despliegue ya le ha merecido la pena. “El aprendizaje es continuo: salir, conocer nuevos lugares y ofrecer apoyo y ayuda... Te hace crecer como persona, además de la convivencia con los compañeros”.

Como Elena, Belén no ve diferencias entre lo que puede aportar un hombre o una mujer y de lo que se trata, precisamente, es de dar esa “visión de igualdad y capacidad”. “Formamos un equipo y todos nos complementamos”, asegura, y, como Marta, ve una ventaja ser mujer a la hora de tratar con la población civil.

“La presencia femenina en los buques puede ser fundamental porque si llegamos a una población en la que hay mujeres que deben tener un contacto directo con mujeres y no con hombres, por temas de cultura, ahí la mujer tiene una labor fundamental”.

En el “Patiño” hay 23 mujeres de un total de 181 militares. “A pesar de que la proporción de hombres es muy superior en los buques, la convivencia, y por experiencia lo digo, es fácil. Estamos totalmente integradas”.

Ella lo ha vivido con esa facilidad y espera que cada vez haya más presencia femenina, “que las mujeres vean en las Fuerzas Armadas una opción de futuro”.

Sus compañeras también, dice, aunque reconoce que algunas con hijos lo pasan peor. “Tenemos a bordo a mujeres que tienen familia, pero salen, y cada vez son más”, ya que “compensa la vuelta a casa por lo que has vivido en la navegación”.

La sargento Marta García Cacabelos espera sonriente junto al cine de la base maliense de Koulikoro, una especie de cabaña redonda donde los militares españoles y de la veintena más de países que forman parte de la misión de la UE se reúnen para olvidarse de los problemas del día. 

Esta pontevedresa de 36 años destinada en Las Palmas lleva ya seis meses en Koulikoro, donde ha tenido a su cargo un pelotón de siete soldados. Son parte de la llamada Fuerza de Protección, es decir, los que protegen la base y a los instructores que salen para adiestrar al Ejército de Mali.
“Siempre que hablamos de infantería es más duro que otras áreas y las mujeres escasean más, pero yo estudié para ello y no dudé en ningún momento en plantearme este trabajo”, explica.

Marta lleva once años en el Ejército y estar rodeada de hombres es algo que da por descontado. “Al final te acostumbras, solo tienes que hacerte respetar. Para mi eso nunca fue ningún inconveniente. Desde el primer día hay que dejar claras las cosas y ya está”, resume.

“Mi manera de pensar al estar aquí cambió. Terminas valorando muchas cosas que en nuestro país no les damos importancia. Un simple café, cualquier detalle”, dice intentando transmitir lo que ha ido aprendiendo.

Se queda con esos momentos junto a la población local, cuando se acercan: “Los niños se conforman con muy poco, les das una botella de agua y entre cuatro o cinco la reparten. Aquí aprecian cualquier mínimo detalle”.

“Las mujeres y las niñas se acercaban mucho a nosotras, es como que nos buscaban. Yo creo que es necesario que haya mujeres en la misión, más que nada por ese tipo de cosas, que les das más confianza a ellas, que se sueltan más”.

La base Gran Capitán está en Irak. Allí trabaja de médico la teniente Elena Alfaro García, una alicantina de Elche de 26 años que también se estrena en las misiones. .

Elena confiesa que tenía “muchas ganas” de salir fuera a vivir “una experiencia personal y profesional como esta”.

Belén Ortiz | “ Todos formamos un equipo y todos nos complementamos”

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