La campaña de vacunación contra la gripe está en los últimos dos años influida por la presencia del SARS-CoV-2, que acapara la práctica totalidad de las infecciones respiratorias. La prevalencia del virus continúa siendo testimonial ante el empuje del covid pero su comportamiento no se puede predecir, por lo que se insiste en la vacunación, sobre todo de las personas vulnerables, ante el peligro de que puedan coexistir las dos infecciones en una misma persona, con las consecuencias que pueda tener para su estado de salud.
Los objetivos de la campaña de este año eran ambiciosos, ya que se persigue un incremento general, aunque se monitoriza en particular, cada semana, a los mayores de 65 años. En este grupo de edad se quería llegar al 75% de la población vacunada, un porcentaje que se roza pero no se ha conseguido en Galicia (según el informe provisional de la última semana de vacunación, la del 31 de enero, fue del 74,42%).
Tampoco se logró en Ferrol. En esta área sanitaria los mayores de 65 años que se vacunaron contra la gripe, a falta del informe final de la campaña, fueron el 72,71%, los terceros por la cola. Por detrás todavía están las áreas sanitarias de Pontevedra, con el 72,44%, y de Vigo, con el 68,43%. En el otro extremo están Ourense y Lugo, donde se protegieron contra la gripe el 79,52% y el 75,84% de las personas con 65 años o más. En el área sanitaria de A Coruña también se logró el objetivo, con el 75,54%, y en la de Santiago se llegó al 75,08%.
A pesar de eso se confirma que continúa la tendencia a una cobertura cada vez mayor de este grupo de edad y de otros en los que, a raíz del coronavirus, se ha adquirido mayor conciencia de la gravedad real de la gripe y de la importancia de la vacunación. En el invierno pasado, la cobertura en los mayores de 65 fue del 70,25% en el área sanitaria de Ferrol (un 71,66% en Galicia) y en 2019, del 59,2% (en Galicia, del 60,42 %).
La vacunación contra la gripe se adapta cada año a las cepas dominantes y también a las distintos grupos de edad. Una novedad de este año fue que se introdujo la secuencialidad para asegurar la distribución a lo largo de las semanas, que llegase primero a los que más la necesitaban y evitar además el desabastecimiento los primeros días si se disparaba la demanda, como sucedió en la campaña del año pasado.
Otra aportación fue el hecho de vacunar a la vez contra el coronavirus y contra la gripe. Esto se probó en los mayores de 80 cuando acudieron a recibir la dosis de refuerzo contra el covid. El resto de la población tuvo que seguir los mismos pasos que cada año, llamando a los centros de salud para pedir una cita normal. Sin embargo, en cuanto la vacunación en los grupos prioritarios se completó y esta se abrió, con las dosis restantes, a toda la población, se volvió a ofrecer la posibilidad de poner a la vez los dos preparados en los “vacunódromos”. La influencia de estas medidas en la cobertura de un mayor número de personas jóvenes se comprobará con el informe final.