Encontrar piso, y de calidad, nunca es tarea sencilla, y Ferrol no es la excepción. Aunque en la ciudad los precios de alquiler no son tan elevados como en otras grandes urbes de España en población, la subida general de alquiler también afecta a la ciudad naval.
Muestra de esto es la situación que comenta Pablo, estudiante de ingeniería en el campus de Ferrol. “Antes, encontrar piso era bastante más fácil que ahora; los precios subieron, todo está mucho más caro y, encima, la mayoría son pisos muy antiguos”, declara.
El campus integra cada vez más titulaciones en su oferta, lo que se traduce en un mayor número de estudiantes y en un aumento de la demanda de alquileres y viviendas. Esta tendencia dificulta aún más si cabe la búsqueda de pisos y eleva el precio de estos.
Los universitarios lo tienen claro a la hora de elegir vivienda. “La mejor zona es la de Esteiro, si puede ser cerca del Gadis, mejor, porque si vives más lejos, al final vas a necesitar el coche, sobre todo en invierno, con la lluvia y el frío”.
Una parte del alumnado suele preferir encontrar domicilio a través de algún conocido o amigo antes que recurrir a una inmobiliaria. Mario, estudiante de cuarto curso, asegura que “de los tres pisos en los que estuve, dos de ellos los encontré gracias a gente que conocía y que tenía relación con el casero. El piso que conseguí a través de una inmobiliaria, casualmente, fue en el que peor experiencia tuve”, señala.
Mario y Pablo afirman estar muy contentos en el piso en el que residen actualmente. “Tengo contrato de alquiler y el casero es muy flexible. Ahora en verano estoy yo solo en el piso y me deja pagar únicamente mi parte. Eso otras personas no lo hacen”, manifiesta Mario.
Esta situación difiere de la experiencia pasada de Pablo, que recuerda que “en el anterior piso tenía goteras y estuve cuatro meses durmiendo en un colchón del salón”.
Mario confirma la declaración de su compañero de piso. “Era una situación insostenible, no nos dieron solución en todo el curso académico y nos tuvimos que ir de allí porque en esas condiciones era imposible vivir”, apunta.