El líder del PP, Pablo Casado, ha resistido la presión de los miles de seguidores de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que pidieron su dimisión y de las voces de su partido que le exhortan a convocar ya un congreso extraordinario y gana tiempo al convocar una Junta Directiva Nacional el próximo lunes, 28 de febrero.
Aunque la Junta Directiva Nacional puede ser el paso previo para poner en marcha un congreso en el que se dirima el liderazgo del PP, en estos momentos sigue en el aire si este debate estará incluido en el orden del día, como requieren los estatutos; es previsible que así sea, porque debe debatirse si lo pide la mayoría de este órgano.
En todo caso, con la convocatoria con siete días de antelación, Casado pospone la solución a la crisis, justo lo contrario que le habían reclamado los principales dirigentes territoriales del PP, desde Alberto Núñez Feijóo, a Juanma Moreno y Alfonso Fernández Mañueco, e incluso, la otra protagonista del choque, Isabel Díaz Ayuso.
La convocatoria se ha decidido por unanimidad en un Comité de Dirección del que se ha borrado el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en la misma jornada en la que ha trascendido que quiere dejar la portavocía nacional del partido, de común acuerdo, como han confirmado a Efe fuentes de su entorno.
Estos días serán claves para conocer con qué fuerzas cuentan la dirección nacional por una parte y la masa de críticos de Casado por otra.
Son necesarios dos tercios de la Junta Directiva Nacional, formada por unos 550 miembros, para forzar la convocatoria de un congreso extraordinario. Otro escenario posible es que el partido y Casado aguanten la crisis hasta julio, cuando está previsto el congreso ordinario.
Sin embargo, la falta de respaldo hacia el líder del PP ha sido este lunes la tónica general.
Feijóo le ha pedido decisiones, y ningún dirigente territorial, a excepción del presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, se ha alineado con la dirección nacional del partido. Tampoco los considerados cercanos a Casado, como Carlos Iturgaiz en País Vasco, o Carlos Mazón, en la Comunitat Valenciana.
El líder del PP de Cataluña, Alejandro Fernández, ha sido el más explícito al pedir a la dirección nacional "medidas drásticas que den la voz al afiliado"; es decir, la convocatoria de un congreso.
Sin embargo, todavía no se ha despejado la senda alternativa al actual líder del PP. El presidente de la Xunta de Galicia, sobre el que se posan todas las miradas, como ya ocurrió cuando se abrió el proceso para suceder a Mariano Rajoy, no ha dado un paso al frente, a pesar de que Ayuso le ha dado vía libre, tras descartarse de la carrera para presidir el partido.
"Cuando yo he dicho que mi sitio es Madrid, es porque mi sitio es Madrid y quien ha intentado ver aquí una guerra de intereses entre Ayuso y Casado se equivoca por completo, y esta es la demostración", ha sostenido Díaz Ayuso.
Pese a no querer desvelar si está dispuesto a liderar el PP, Feijóo ha sido contundente con Casado con el siguiente aviso: "Cuando no se zanja una crisis en el primer tiempo, la debemos de zanjar en el segundo y definitivo".
Sin embargo, Casado pretende alargar el segundo tiempo durante otra semana más, tras mantener reunida a su cúpula durante más de ocho horas.
Cuando los dirigentes del PP piden que alguien asuma la responsabilidad por una crisis sin precedentes, Casado tampoco ha hecho concesiones y mantiene en su puesto al número dos del partido, Teodoro García Egea, pese a que tanto los barones del PP como la protesta multitudinaria en apoyo de Díaz Ayuso han pedido su marcha.
Del debate sobre la guerra abierta en el partido han salido ya las alusiones a un espionaje por parte de la presidenta madrileña y las sospechas de corrupción de Génova sobre Ayuso, a las que Casado dio carpetazo al anunciar que el partido cerraba el expediente abierto en su contra.
Mientras que en Génova se posponen las decisiones, en el PP se multiplican las voces que acusan a Casado de estar destruyendo al partido. En público, muchos recalcan el daño que esta crisis está infligiendo a los afiliados y simpatizantes y que ya se deja notar en un claro retroceso en los sondeos.