Aunque en casa ya podemos comprar lavadoras muy grandes, las de 8 kilos de ropa o incluso más ya son el estándar, lo cierto es que hay lugares en donde necesitan máquinas enormes, puesto que sus necesidades de lavado son muy grandes.
Hay que pensar en equipos de lavandería para hoteles, en donde hay que limpiar la ropa de muchas camas al día, toallas, uniformes, etc., que luego hay que secar y que no es posible tender en unas cuerdas.
Una lavadora industrial se puede encontrar con una capacidad mínima de unos 10 kilos, se encuentra en la “frontera” entre lo doméstico y lo profesional, aunque este tipo de máquinas tienen muchas diferencias con las domésticas.
Lo normal es que traigan varias tomas de agua, una para el agua fría, otra para la caliente y una última para la descalcificada, además de usar el acero inoxidable en muchas piezas como el tambor y la cuba, que en las lavadoras que tenemos en nuestras viviendas suelen ser de plástico.
Quizá las mayores diferencias las vemos en las calidades de los materiales, reforzados en el caso del mueble y el depósito, y con unos amortiguadores que están pensados para el trato duro.
En cuanto a la capacidad, es posible ir escalando hasta dar con lavadoras de 120 kilos, con un tamaño enorme y con unas revoluciones de centrifugado menores que en las más pequeñas, pues de lo contrario no habría acero que aguantase las fuerzas que se ocasionan.
Por norma general, las secadoras suelen ser de menos capacidad que las lavadoras y en el caso de las industriales ocurre algo similar, con tamaños máximos que rondan los 80 kilos en la mayoría de las marcas.
Entre sus características principales encontramos tecnologías de inversión de giro, evitando así que la ropa con mangas grandes se enrolle y facilitando luego el trabajo de la planchadora industrial.
Al final del ciclo no deja que la ropa se enfríe en poco tiempo, y así se evitan la aparición de arrugas, puesto que hay que hacer lo posible con el fin de que las prendas salgan casi planchadas.
Como pasa con las lavadoras, el acero inoxidable está por todas partes, con tambores de este material que soportarán años de trabajo sin romperse, ya que con el peso de la ropa que aguantan, al girar las fuerzas a las que se someten son grandes.
El mantenimiento es otra de las diferencias de las secadoras profesionales con respecto a las domésticas, porque se hacen para que todas las piezas que son susceptibles de romperse sean accesibles, poniendo la estética en un segundo plano.
Tienen bomba de calor, dejando de lado el sistema de resistencia de las secadoras económicas, puesto que con los kilos de ropa que secan al día no es viable calentar el aire de este modo debido al consumo energético, que sería enorme y encarecería demasiado un proceso que tiene que ser lo más barato posible.