De los 144 equipos que compitieron este curso en Tercera FEB –anteriormente llamada Liga EBA–, los 16 mejores se repartieron en dos sedes, Gijón y Zaragoza, para dilucidar qué seis daban el salto a Segunda FEB –anteriormente LEB Plata–. Y en la primera de ellas el ferrolano Samuel Barros jugó un papel destacado, capitaneando al Círculo Gijón, para acabar logrando el ascenso a una categoría en la que ya jugó en cinco escuadras (Xuven Cambados, Zornotza, Benicarló, Villarrobledo y la propia escuadra gijonesa), pero a la que nunca había accedido después de ganárselo en la cancha.
Aunque haber sido uno de los mejores de la liga regular –solo encajó dos derrotas– y jugar en casa lo señalaban como uno de los más firmes candidatos al ascenso, Barros recuerda que “cuando quedan tan pocas escuadras en juego está todo muy igualado”. Por eso el base de la ciudad naval explica que “no quisimos darle mucha importancia a la etiqueta de favorito, porque sabíamos que íbamos a tener mucha presión por el hecho de jugar en nuestra casa”.
En un torneo en el que los dos campeones de cada grupo conseguían el ascenso y la otra plaza era para el ganador del enfrentamiento entre los segundos clasificados, el Circulo Gijón empezó su partipación ganando a Colegio El Pinar (62-68) y Group Mollet (90-79), así que el cuadro asturiano tenía la posibilidad de asegurar dar el salto de categoría en el encuentro ante el Molina Basket, al que ganaba por cuatro puntos al comienzo del último cuarto pero frente al que terminó perdiendo (74-71).
En ese momento a Samuel Barros, capitán del Círculo Gijón en su cuarta temporada en el club asturiano, le tocó demostrar que su importancia está más allá de la cancha. “Nada más terminar el partido había caras bajas, algunas lágrimas... Pero entre algún compañero veterano y yo como capitán nos encargamos de levantar al equipo anímicamente”, recuerda. El mensaje estaba claro. “Entenderíamos que se estuviese cabizbajo si ya no hubiese más posibilidades, pero en poco más de doce horas teníamos la gran final y después de la ducha ya hubo un cambio de chip rápido”, explica.
Así llegó el partido ante el Aridane canario y, a pesar del cansancio acumulado, el cuadro gijonés no dejó escapar la oportunidad y con su victoria (95-81) consiguió el ascenso que tanto ansiaba. Y para Samuel Barros, que durante la temporada promedió 11,7 puntos, 3,5 rebotes y 4,7 asistecias para una valoración por partido de 16.1, le permitió poner el broche a una temporada en la que “nunca había conseguido tantos éxitos colectivos como esta vez. Además, a nivel de liderazgo, de confianza y de números nunca había tenido una temporada tan completa como ha sido esta”.