Paulina Tomé roza el podio a pesar de los contratiempos

Paulina Tomé roza el podio a pesar de los contratiempos
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La esgrima es uno de esos deportes minoritarios a los que, a veces, sus practicantes tienen que tenerle mucho cariño para no cejar en su empeño a pesar de los contratiempos a los que han de hacerle frente. Carencias en cuanto a presupuesto, carencias en cuanto a instalaciones, carencias en cuanto a reconocimiento... Un sinfín de limitaciones que Paulina Tomé se ha puesto por montera para demostrar que, cuando hay voluntad, trabajo, ganas y condiciones, las metas más lejanas no lo están tanto.

La joven del Prosema Tres Armas rozó el podio en la tirada nacional para menores de 17 años que el pasado sábado se disputó en Vallehermoso, Madrid y en la que acabó en la quinta posición. Lo hizo tras realizar una “poole” perfecta, con pleno de victorias y compitiendo a un altísimo nivel. Esta cifra le valió para acceder a las finales directas como cabeza de lista número cuatro y granjearse así emparejamientos más favorables. De hecho, Paulina Tomé fue avanzando rondas sin mayores complicaciones hasta encontrarse en semifinales con Sofía Gaydos, del Club Escrima Cardenal Cisneros, de Madrid, y una de las favoritas a los puestos de honor. Aunque estuvo a la altura, no pudo derrotar a una tiradora muy completa. 

El torneo dejó un gran sabor de boca a la tiradora y a su técnico, Emilio Rilo, y convirtió a la joven en la mejor de las gallegas en liza, ocupando el resto de deportistas “irmandiñas” posiciones por debajo de la vigésima plaza. De las deportistas que la acompañaron en el “top” 10, la mayoría acumulan ya una decena de competiciones a sus espaldas esta campaña, un número muy superior a los dos torneos –incluido este de Madrid– que ella ha podido hacer en los últimos meses.

Pero este éxito de Paulina Tomé, igual que la vigésimo sexta posición de su compañero Cristóbal Carballeira, tiene una cara B.

Instalaciones
Un escenario mucho menos halagüeño con el que tanto ellos como los más de cuarenta jóvenes tiradores que componen el club tienen que lidiar todos los días: unas instalaciones precarias e insalubres para cualquier tipo de práctica deportiva.  

El “calvario” del Prosema Tres Armas comenzó en febrero de 2017. El club estaba acomodado en una de las salas del pabellón de A Malata que, aunque muy limitada en espacio y condiciones, cumplía sus funciones. Pero un problema en uno de sus tabiques obligó a que el club se trasladase de ubicación. Lo hizo, de forma provisional, al pabellón número 4 de FIMO.

Pero de eso hace ya dos años y medio y ahí siguen, en un recinto en el que las goteras se han convertido en cascadas, la luz va y viene, el frío es atroz, el moho come las paredes y la sensación de miseria y dejadez es absoluta. “A mí me da vergüenza ver cómo salen los niños de aquí”, lamenta el presidente de la entidad, Emilio Rilo, quien, en ausencia de mantenimiento municipal, se encarga incluso de limpiar las instalaciones y mantenerlas mínimamente decentes. 

Y lo que es más grave, puesto que ese pabellón no está cedido para uso deportivo, desde el Concello los han instado a trasladarse cuanto antes al vestíbulo de entrada de FIMO. Una solución propicia si no fuese porque esa ubicación, además de repetir muchas de las carencias de la actual, tendrán que compartirla con un club de patinaje y montar y desmontar cada día todos sus aperos deportivos. “Eso es algo imposible”, zanja Emilio Rilo, decepcionado por el trato recibido desde el gobierno municipal que, parafraseándolo, se reduce a un “es lo que hay”.

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