Olímpicos de Ferrol, a la espera

Olímpicos de Ferrol, a la espera
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En un escenario de total incertidumbre y muchas restricciones para desarrollar su actividad física, el aplazamiento de los Juegos de Tokio ha aportado algo de luz en el futuro inmediato de muchos deportistas que tenían pendiente la cita olímpica. Aunque sin fecha definitiva, saber que no tendrá lugar en este 2020, pero que tampoco se retrasará más allá del verano del 2021, es un primer punto de partida para, cuando la crisis sanitaria se mitigue, regresen a la actividad con una planificación más concreta. 

Por eso, aunque para algunos haya supuesto un serio contratiempo, en líneas generales la medida ha sido acogida también con buenos ojos entre los deportistas de Ferrolterra que se postulaban para participar en el evento. A día de hoy, solo el arquero pontés Miguel Alvariño y la triatleta pacense del Triatlón Ferrol Miriam Casillas tenían asegurada su plaza en Tokio 2020, pero otros, como el también triatleta Gómez Noya y la jugadora de balonmano Alicia Fernández, estaban en el camino para conseguirla. Y, aunque su concurso se antojaba a estas alturas complicado, también la lanzadora de peso Belén Toimil trabajaba en León en busca de acercarse a la marca mínima.

Plaza
Tras un arduo y larguísimo proceso de selección, Miguel Alvariño se adjudicó la única plaza individual masculina con la que España contaba en la disciplina de tiro con arco hace menos de un mes. La alegría le duró bien poco. Huyendo de la alarma sanitaria en España se concentró con el equipo nacional en Turquía para preparar un Preolímpico en el que el pontés y sus compañeros aspiraban a hacerse también con un puesto por equipos. Esta misma semana, la globalización de la epidemia los hizo regresar a España a sabiendas de que, por el momento, las que serían las segundas Olimpiadas para el pontés tendrán que esperar.  

También los de Tokio 2020 serían los segundos Juegos Olímpicos para Miriam Casillas que, en esta ocasión, se apuró a hacer los deberes y dejó zanjada su clasificación antes de que terminase 2019. La suspensión ha trastocado completamente su planificación, aunque en la mente de esta recién licenciada en Medicina las prioridades ahora mismo son otras bien diferentes.

Confinada en Rumanía, donde disputa con el Râmnicu Vâlcea la liga de este país, Alicia Fernández es una de los deportistas que, como Gómez Noya, tiene todas las papeletas para acudir a Tokio pero que aún no había certificado su pase. En su caso, la se­lección española debería haber disputado la semana pasada un Preolímpico pospuesto primero para junio pero que, a día de hoy, todavía no tiene fecha para su celebración.

El deporte mundial, como la vida misma, hace un paréntesis. Un impasse del que sus grandes protagonistas confían en volver en breve mucho más fuertes física y, sobre todo, anímicamente.

Alicia Fernández (balonmanista)

La última vez que este Diario se puso en contacto con la subcampeona mundial Alicia Fernández, la de Valdoviño tenía la maleta hecha a la espera de la decisión de la Federación Europea de aplazar el Preolímpico de Valencia. así como una nueva fase de clasificación para el Europeo. La local se quedó finalmente en Rumanía, en donde ahora se encuentra ya en cuarentena total –”llevan estas dos semanas pidiendo que la gente se quede en casa. Hace unos días ya era más una advertencia que una petición y, mañana –por hoy– ya es confinamiento absoluto, con policía y militares en la calle como en España”. Y en este clima, la centra de la selección española de balonmano conoció la decisión de cambiar la fecha de los Juegos para el próximo verano. “Creo que es lo más acertado”, comenta, “no sabemos cuándo volverá la normalidad, no solo a España, sino a todo el mundo. Creo que si se hubiesen mantenido en este verano, los deportistas no habrían llegado en igualdad de condiciones ni al cien por cien”. Mientras, Fernández es una de las pocas jugadoras extranjeras que todavía permanecen en Rumanía –”el resto están en sus países, las rumanas en sus casas y las únicas que no estamos con la familia somos una brasileña y yo”–, explica mientras indica que todavía no sabe qué pasará con la liga de este país, con la única directriz de que se queden en casa. “Aquí los equipos quieren jugar, pero yo lo veo casi imposible”. 

Miguel Alvariño (arquero)

La selección española de arco recurvo, en la que el pontés Miguel Alvariño era el único que había logrado un billete para Tokio 2020, regresó esta semana a casa tras intentar continuar con su ritmo de trabajo normal en Turquía. De hecho, el de la villa llegó ayer a su casa “muy cansado” y tras conocer una decisión que en ningún caso el tirador del Sílex esperaba oír, el aplazamiento de los Juegos. Y es que “mi preparación iba encarrilada a julio de este año”, comentaba el arquero, “a mi personalmente me valía como estaba, pero es un tema de salud, no mi decisión. Supongo que ahora habrá que reorganizarse”. Y no solo a nivel personal, sino también como equipo, ya que el grupo español buscaba en el próximo Preolímpico su pase para esta cita, que ahora será Tokio 2021.

Miriam Casillas (triatleta)

La integrante pacense del Triatlón Ferrol fue la primera en conseguir el pasaporte para Tokio y conoció la noticia del cambio de fecha desde su “exilio” voluntario en tierras portuguesas, concretamente desde el Algarve. “De momento aquí las restricciones son menores. Estaba aquí entrenando y ya me quedé”, comenta Casillas, valorando asimismo la cercanía de su ciudad natal, Badajoz. Para ella, que ya tomó parte en Río 2016, la decisión “es correcta y era inevitable. A día de hoy el deporte no es una prioridad, es lo que había que hacer”. La pacense, que asimismo duda de que pueda comenzarse la temporada en triatlón, ve también el lado positivo “tienes un poco más de tiempo y tanto si era este año como el que viene, todos entrenamos para que cada año sea mejor”.

Belén Toimil (lanzadora de peso)

A Belén Toimil, los Juegos de Tokio 2020 le llegaban muy pronto. Tras una temporada marcada por las lesiones, la lanzadora de peso mugardesa había conseguido este ejercicio sus mejores registros y, con un radical cambio de técnica, estaba muy esperanzada para seguir mejorando sus marcas. Hacerlo tanto en los próximos meses como para lograr la mínima olímpica parecía descabellado, sin embargo, ahora que los Juegos Olímpicos se retrasarán al menos un año, mira al futuro con renovado optimismo: “Me va a permitir recuperar la forma física y me dará más tiempo para intentar hacer la mínima”, apunta. 

Sin embargo, su valoración de esta decisión es más global y coincide con que “a nivel colectivo sería injusto no hacerlo. Actualmente, con el estado de alarma, no queda otra que entrenar en casa, pero no todos tenemos las mismas condiciones y material para entrenar así, y lo que para un deportista puede ser suficiente, para otro puede no serlo según su disciplina. En mi caso, por ejemplo, no puedo lanzar y eso afectará a la técnica, igual que cualquier deporte que requiera de un movimiento específico con material adecuado”, sintetiza la atleta mugardesa, que trabaja como puede en su casa de León, de donde no se ha movido a pesar del cierre del Centro de Alto Rendimiento.
Asimismo, Belén Toimil apunta que si se hubiesen celebrado los Juegos, los deportistas que aún no habían conseguido su plaza “no tendríamos las mismas oportunidades que el resto”, puesto que muchas competiciones han sido suspendidas. Dado que se trata de una pandemia global, la deportista concluye que, “si se celebrasen los Juegos en estas condiciones, se perdería el espíritu de lo que se supone que es ir a una competición así. Yo entiendo que hay mucho dinero invertido, pero lo que importan son los deportistas y, si no es posible que todos podamos prepararnos, se desvaloriza enormemente la mayor competición deportiva que existe”.

Javi Gómez Noya (triatleta)

Confinado en su casa de Pontevedra, Javi Gómez Noya asiste con preocupación al desarrollo de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. Aunque no tenía todavía la plaza asegurada para participar en los Juegos Olímpicos de Tokio, su nombre figuraba en todas las quinielas para afrontar la que sería su tercera prueba olímpica. El aplazamiento de la misma es, a su juicio, y tal y como explicaba en los micrófonos de la Radio Galega, “o máis razonable. Facelos este ano era moi precipitado. Entendo que para o comité organizador suporá un esforzo económico, pero pola saúde de todos os que estamos envoltos nos Xogos, é a mellor decisión”. 

El nuevo escenario que ahora se abre implicará reconfigurar los criterios de clasificación y solventar infinidad de interrogantes que a día de hoy están en el aire. Pero, ya sea en el verano de 2020 o en el de 2021, el triatleta departamental se siente “moi motivado tanto para Tokio como para outros grandes retos”. 

Y, precisamente porque el futuro a corto y medio plazo se presenta incierto, Gómez Noya aboga por tomarse las cosas con calma y priorizar lo realmente importante. “Temos outros problemas máis importantes e o deporte queda nun segundo plano. Así que estou máis pendente da actualidade que dos meus obxectivos deportivos. Eu sigo facendo o meu traballo o mellor posible, pero é difícil plantexar obxectivos porque non sabemos cando imos competir de novo. Hai que ter paciencia e adaptarse o mellor posible, mantendo a positividade”, señala.
Y, en este sentido, también explica que a nivel deportivo “non é necesario ter prisa. O importante é que as competicións se retomen cando a situación global sexa segura para todos. Agora o mundo ten que superar esta crise e despois xa falaremos de deporte. Se se pode competir a finais de ano, o lóxico é non facer Series Mundiales, senón un Mundial dun día... pero xa se verá”. 

Trabajando con el rodillo, en la cinta, Gómez Noya hace también un llamamiento a todos los deportistas para que “sexan responsables na súa casa. Que traballen o que poidan, sen agobios”.

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