“¡Cómo iba a estar encerrada y no hacer unas galletas!”

“¡Cómo iba a estar encerrada y no hacer unas galletas!”
La internacional mugardesa, si todo va bien, podría volver a entrenar en las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento de León la próxima semana | athletic timestamp

Al más puro estilo Nochevieja, la conversación mantenida ayer con la lanzadora internacional mugardesa Belén Toimil finalizó con un efusivo “¡Feliz entrada en la fase 1”, por mi parte, y un “¡Y a ti en la fase 2!” de respuesta. Eso si, después de desgranar previamente cómo han sido estos dos meses desde la última vez que este diario se puso en contacto con la deportista que reside, estudia y entrena en León, en donde permanece hasta que pueda regresar a su villa natal.

“Por lo menos ahora empieza a hacer calorcito, se agradece, ya se ve el sol”, comenta Toimil, “agradezco el buen tiempo, es como que se ve la luz al final del túnel, parece que esto ya va cambiando”. El, de momento, final más cercano para la mugardesa es su próxima reincorporación al Centro de Alto de Rendimiento –CAR– de León, cerrado hasta la fecha y al que parece que podrá regresar a trabajar en poco más de siete días. .

 

El centro ya está abierto pero usted todavía no puede acudir ¿cómo es el protocolo?

Lo abrieron pero no estamos yendo ninguno porque aún el jueves nos hicieron el reconocimiento médico. Ayer –por el viernes– fui a hacer la prueba del PCR del coronavirus, y estamos pendientes de que nos llamen el lunes para decirnos los resultados y volver otra vez al médico a que nos haga la otra prueba de sangre, y ya con todo eso nos dirían si somos aptos o no para entrar a entrenar. Yo ya estaba pensando que este lunes podría ir, pero no, al final la semana que viene. Pero es lo que hay, va despacio pero seguro, para cerciorarse de que nadie se cuele con síntomas. Entiendo que se tomen estas medidas. Y luego tenemos que llevar un chequeo constante de temperatura, frecuencia respiratoria... para tenernos controlados y poder seguir entrenando en el CAR. Y, si no, me tocará salir por la calle y en casa.

Pero en su caso el entrenamiento de su disciplina en la calle o en casa no es muy viable...

No. El otro día cogí una bola que tengo y me fui a un descampado, al lado del CAR. Es decir, no puedo entrar ahí a entrenar, pero estoy en el descampado de al lado, con toda la gente pasando, paseando, en bici y en patines y yo lanzando en la calle, no lo entiendo, pero es así. Luego me dijeron que no se podían usar implementos. Entendí que los deportistas de alto rendimiento podían usar cualquier cosa para entrenar, que no teníamos esa limitación como el resto de la gente, vi ese campo vacío, y pensé que podía lanzar tranquila.

Y de hecho pasó la Policía, estaba con otro chico que también lanza, y pensamos que nos iban a echar, pero nos dijeron que podíamos seguir. Solo fue un día, me animó bastante volver a sentir la bola, pero ahí dije que iba esperar, porque no tenía claro lo del BOE, no quería problemas. Esperaba que abriesen el CAR pronto, pensé que para la semana podría lanzar en condiciones, en un círculo, e intentar volver a la normalidad ya.

¿Cómo ha sido su ‘normalidad’ en los últimos dos meses?

Me quedé en León Al principio la principal duda era cómo iba a entrenar, se hizo raro, pero luego ya me acostumbré a estar en casa. Y cada cuatro días o tres iba al supermercado y me daba el aire. Cuando se dijo que se podía entrenar al aire libre, ahí me dio la vida, porque no es lo mismo que estar en el salón de tu casa, y que mi piso es pequeño... aunque me había comprado unas mancuernas, porque solo tenía unas gomas para entrenar, e iba haciendo. Salir de esos pocos metros cuadrados de mi saloncito a poder correr, y eso que no soy mucho de correr, ¡pues me puse a hacerlo como una condenada!, para coger algo de fondo. Lo que noté fue que se me desajustaron los horarios de sueño, me acostaba y me levantaba mucho más tarde, porque decía ¿qué voy a hacer a las nueve de la mañana despierta si no tengo nada que hacer?.

Lo demás bien, comí bastante –ríe– y llevo dos semanas con dieta. Al principio de la cuarentena sí que intenté controlar, pero luego dije que había que disfrutar que ¡cómo iba a estar encerrada y no me iba a hacer unas galletas! Eso no podía ser. Y con la dieta, obviamente, ya me encuentro mejor y saliendo a correr pues ya vas volviendo a como estaba antes. Mi cuerpo ha cambiado en esta cuarentena porque perdí mucho músculo, pero en un mes entrenando con normalidad y comiendo bien no creo que tenga ningún problema.

¿Le queda algo en pie del calendario que tenía previsto?

Hemos oído que quizá hagan el Campeonato de España a finales de agosto o principios de septiembre, pero no hay nada oficial. Entonces no se si este año tendremos que prepararnos para el Nacional, porque imagínate que en un mes vuelve a haber otro brote y se tiene que volver a cancelar todo. No se si voy a tener que entrenar para ese campeonato o simplemente para llegar bien a la temporada que viene y poder empezar en condiciones y preparar Tokio.

¿Usted es de las que prefiere que cancelen todo o que le sigan dando fechas aunque no se sepa si se podrá hacer?

Prefiero que haya algo, porque seguir entrenando todos estos meses sabiendo que no vas a competir, sin objetivo, es como una cuarentena 2.0 –ríe–. Lo que mola es estar entrenando porque sabes que hay un objetivo que cumplir, aunque sea uno no muy ambicioso por las circunstancias, pero por lo menos algo y disfrutarlo. Yo ya me lesioné y estuvo mucho tiempo sin competir, no quiero lo mismo otra vez.

Y, mientras, todavía no puede volver a casa...

Mantengo contacto con la familia, con mi padre hablo bastante por teléfono, de vez en cuando hago una videollamada, pero no soy mucho de eso, la verdad, porque estás en casa y ya te tienes que peinar –ríe–, estoy más cómoda hablando por teléfono. Y con los amigos mucho whatsapp, instragram... cosas así. Lo que hay hoy en día. Tenemos esa suerte, porque si nos hubiera pillado hace años, nada.

“¡Cómo iba a estar encerrada y no hacer unas galletas!”

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