El partido del Deportivo ya es agua pasada y el Racing solo piensa en el Alcorcón, el rival más en forma –atendiendo a la puntuación lograda en los dos últimos meses– de un grupo que, sin embargo, lidera un Córdoba que salió goleado de Santo Domingo (3-0).
El potencial ofensivo del conjunto madrileño es incuestionable y, de hecho, ha marcado 26 goles, pero, como todos los equipos que aspiran a pelear por el ascenso a Segunda División –en su caso, el regreso una temporada después–, su principal fortaleza está en la retaguardia. Es cierto que el Alcorcón ha encajado 12 goles, que son los mismos que el Racing y que el Deportivo, pero la principal diferencia con estos es que solo en un partido, el que perdió en la jornada 15 en Salamanca ante Unionistas, recibió dos goles. En el resto, como máximo, encajó uno, un hecho que da cuenta de las dificultades que su entramado defensivo plantea a los equipos rivales.
El Racing, no obstante, tampoco tiene que envidiar al Alcorcón en este capítulo y, en ese sentido, el conjunto de Cristóbal Parralo ha sido capaz de mantener su portería a cero en siete encuentros, por los cinco en los que lo ha hecho el cuadro madrileño.
El vestuario racinguista es consciente de que el sábado tiene la oportunidad de “resarcir” a la afición de la derrota de Riazor, pero, sobre todo, de acabar el año en puestos de playoff. “Al final esto es una carrera de larga distancia”, explicaba ayer Aitor Pascual, “y lo importante es el final, pero cuantos más puntos sumes antes, mejor”. “Todos tenemos en la cabeza al Alcorcón”, añadía Carlos Vicente, aunque siga “presente lo sucedido en A Coruña”, pero no como un acto de aflicción, sino como espejo para “mejorar los errores que cometimos” en Riazor.
El rival del sábado llegará a A Malata en una buena dinámica, a pesar de su última derrota a domicilio ante Unionistas, pero el extremo aragonés no acredita excesivamente en “antecedentes”. “También estaba el Depor en crisis tras perder en Badajoz, y mira...”, recordaba ayer. “Cada partido es un mundo”, recalca.
La plantilla no considera el próximo encuentro un obstáculo, sino una oportunidad. “Es una ocasión para acabar el año con buenas sensaciones”, señala Carlos Vicente, “porque sería muy bueno no solo para el equipo, sino también para la afición, que por supuesto que se lo merece”.