Los “pendellos” de la discordia

Los “pendellos” de la discordia
Imagen de 2021 facilitada por el dueño de los terrenos, David Doce, en donde se ubican algunos de los “pendellos” | cedidas

El pasado mes de agosto la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal) daba la voz de alarma sobre el estado en el que se encuentran parte de los históricos “pendellos” de la parroquia ortegana de San Claudio, –o San Clodio–, utilizados en la que fue, tal y como explican desde el colectivo, “a máis destacada feira de toda a redonda, creada pola Real Cédula de Henrique de Trastámara en 1405”.


Lo hacía a raíz del derrumbe –o derribo, de ahí la polémica– de una de las estructuras, que antaño fueron usadas para comerciar –básicamente con ganado– hasta 1989 y que son desde el siglo XIX de titularidad privada.


Desde Apatrigal se remitieron sendos escritos alertando de la situación al alcalde de Ortigueira, Juan Penabad, a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta, así como a la Policía Autonómica. En ellos se reflejaba la preocupación del colectivo por la “conservación e mantemento dun conxunto etnográfico e arquitectónico tan valioso”, por lo que se solicitaba al ejecutivo autonómico una catalogación y protección  “dun ben único en Galicia”.


“En 2019 fui a Ortigueira por motivos de trabajo y quedé prendado de aquellos pendellos que no conocía. Tienen un valor patrimonial, tanto etnográfico como arquitectónico, impresionante. No tienen nada que envidiar a los de Agolada, que son los más famosos de Galicia”, explica Carlos Henrique Fernández, presidente de Apatrigal y arquitecto de profesión.


“Aunque los pendellos son privados, también lo es la Catedral de Santiago y está protegida. En realidad el patrimonio no tiene nada que ver con la titularidad”, asegura Fernández, que indica que tanto la Xunta como el consistorio pueden actuar para la conservación de este tipo de bienes. El Concello tiene muchas facultades atribuidas a las leyes de suelo, la de rehabilitación, la de patrimonio cultural... porque es el máximo responsable dentro de su término municipal”.


El presidente de Apatrigal sostiene que el dueño de los terrenos “no podía tirarlos” sin la autorización correspondiente de Patrimonio o sin una licencia municipal, ya que los cobertizos contaban con una “protección pequeña” que figura en el plan básico autonómico.

 

 

Mal estado


Por su parte, el titular de los terrenos en los que se encuentran ubicados parte de los “pendellos” asegura que estas casetas se encontraban en muy mal estado “desde hace años”, con algunos de ellos caídos con anterioridad a lo acontecido el pasado 19 de agosto.


 “Yo ya compré la propiedad en mal estado. Ya estaban apuntaladas desde hace 30 años”, explica David Doce. “En un temporal de 2018 o 2019 cayeron dos tramos y llamé al Ayuntamiento, que mandó a una dotación de Protección Civil y acordonó el contorno de las casetas con una cinta”.


Con el paso del tiempo, Doce afirma haberse puesto en contacto con el consistorio para saber qué debía hacer para recuperar los pendellos. “Me dijeron que tenía que mandar una memoria con el proyecto. Les respondí que sería mejor que fuesen ellos los que me indicasen qué tenía que hacer. Y no volví a saber nada más”, sostiene.


El problema se agravó el pasado día 19 con la caída de otro tramo de las casetas. Además, este fin de semana se celebrará en la finca el Serán Careco Solidario, un evento benéfico que recoge fondos para la Asociación de Axuda a Nenos Oncolóxicos de Galicia. “Como no quería que sucediese ninguna desgracia, retiré todo lo que estaba allí caído: puntas, losas, tablas “podres”... Llamé a un camión y lo fui desescombrando. Actué sobre lo que estaba tirado. La estructura está intacta. Yo no usé ni maquinaria pesada ni usé cemento. Absolutamente nada”, afirma Doce.


El propietario indica, asimismo, que sí se han hecho actuaciones en otros “pendellos” que pertenecen a otros propietarios. “Las cerraron, las usaron de almacén privado, les pusieron puertas... Pero las que estorban son las mías, no las del resto”.


Doce considera todo este asunto como un ataque personal y se reafirma en que no tiene nada que ver con la caída de estos “pendellos”, sino todo lo contrario. 

Los “pendellos” de la discordia

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