El juez decreta prisión sin fianza para el hombre que mató a su primo

El juez decreta prisión sin fianza 
para el hombre que mató a su primo
El crimen se cometió junto a la furgoneta de la víctima, que permaneció estacionada en el lugar de los hechos durante todo el día de ayer | patricia g. fraga

El juzgado número dos decretó ayer prisión provisional comunicada y sin fianza para A.C.L., el hombre de 54 años acusado de matar a puñaladas a su primo en la madrugada del viernes en la calle de Antonio Pedreira Ríos. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) precisó que se le acusa de un delito de homicidio. En cuanto a la víctima, E.M.A.L., de 50, su cuerpo fue velado ayer en el tanatorio de A Grela. Todavía no ha trascendido el motivo por el que decidió acabar con la vida de su primo, aunque se especula que se debió a motivos económicos. De hecho, en un primer momento, el encarcelado negó haber sido el autor del homicidio a los agentes de la Policía Local que lo arrestaron y se desconoce si, tras ser interrogado por la Policía Nacional, llegó a reconocer su delito.

En concreto, fuentes policiales y municipales explicaron que agentes de la Policía Local detuvieron en la ciudad herculina a una persona por apuñalar mortalmente a otra sobre las 06.00 horas del viernes en la calle Antonio Pradeira Ríos, próxima al barrio de Os Mariñeiros.

A pesar de sus protestas, existen pocas dudas acerca de su culpabilidad, dado que fue detenido cuando escapaba del lugar del crimen. En un primer momento, alegó que había salido de noche (fue a las seis menos cuarto de la madrugada cuando se produjo el ataque) para hacer ejercicio. Luego aseguró que se había pasado las horas precedentes de fiesta, consumiendo alcohol y drogas, en compañía de un travesti y una mujer.

 

Numerosos testigos

Además, el crimen fue contemplado por numerosos testigos. La mayoría, vecinos de la calle a los que los gritos de la víctima durante la pelea el forcejeo durante el cuchillo sacaron de sus camas a tiempo para asistir al desenlace. Ambos, asesino y víctima, se encontraban forcejando junto a la camioneta de este, pescadero de profesión, que al parecer se dirigía a la lonja. Sin embargo, es improbable que ninguno pueda identificar al agresor, en parte por la oscuridad, y la distancia y en parte porque este, tras apuñalar a la víctima en el torso en dos ocasiones, se dio a la fuga protegiéndose la cara. Cuando llegó la Policía Local, el hombre todavía se hallaba vivo, aunque no consciente, así que pidieron asistencia médica, pero fue inútil: murió antes de que llegara la ambulancia.

No está claro si lo hizo para evitar que le reconocieran o porque se había herido con su propia arma en una mejilla durante el forcejeo. Este extremo lo confirma otro testigo, uno de los tres operarios de Cespa que estaban realizando su ronda de recogida de muebles y que se encontraron con la escena. Este testigo llegó a perseguir al asesino cuando escapó a la carrera, torciendo por Luis de Camoens y cruzando la ronda de Outeiro hacia Almirante Mourelle. “Llevaba barba, creo, pero no pude verle nada más porque se echó a correr y a taparse, así que no le vi muy bien la cara”.

Además, en su huida el sospechoso se desembarazó de su cazadora de un color verde chillón, con elementos reflectantes así como del cuchillo ensangrentado, que tenia una hoja larga y que algunos testigos aseguran que tenía una hoja de 30 centímetros y que es del tipo que se emplean para desescamar pescado. Arrojó ambos objetos incriminadores a un contenedor que estaba vacío y de donde la Policía Local los rescató poco después para entregarlos a la Policía Científica.

 

Con la cara tapada

Pero aunque no pueda el identificarlo, el operario de Cespa guió a los policías locales hasta la galería situada en el número 298 de la ronda de Outeiro, donde se había ocultado (conoce la zona, puesto que vive muy cerca). y estos lo descubrieron oculto detrás de una columna gracias al reflejo de un escaparate. Aún entonces seguía tapándose la cara con la ropa, tratando de evitar que le identificaran, o que descubrieran la reveladora herida de la cara.

Por último, durante el cacheo se le descubrió atado a la espalda con un cordón una especie de vaina de cuchillo realizada de forma casera a partir de hojas de periódico enrolladas.

Todas estas pruebas, junto con la gravedad del delito, impulsaron al juez a fallar su ingreso en prisión sin fianza a la espera de su juicio mientras la familia de la víctima, que es la misma que la den presunto asesino, todavía trata de asumir la doble tragedia que le sobrevino de forma tan repentina.

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