Entre bambalinas en el Mercado Medieval de Narón: los artesanos que lo hacen posible

Más de cien puestos se dan cita hasta mañana por la tarde en la propuesta que invade el parque del río Freixeiro
Entre bambalinas en el Mercado Medieval de Narón: los artesanos que lo hacen posible
Aitor Vañó, realizando una demostración de una talla en madera I DANIEL ALEXANDRE

Para enamorados de la vida nómada, la itinerancia y la producción artesanal, el Mercado Medieval que estos días transcurre en Narón es solo una muestra de que existen otros ritmos de vida. Unos, de hecho, que se escapan de la rutina de las oficinas y los apuros y en los que la creación tiene un espacio concreto, distinguido y principal.

 

Imagen editada
Ambiente de la jornada del jueves I DANIEL ALEXANDRE


De hecho, este estilo de propuestas atraen a productores de toda la geografía, desde locales hasta aquellos que cruzan el charco.

 

1 Desde Umbría hasta Extremadura


Enzo es originario de Umbría, una localidad italiana en la que comenzó su andadura profesional. Regentó una tienda durante 12 años y, después, decidió emigrar a España, en concreto a Extremadura. 


Hoy recorre el país de feria en feria y asegura que después de 40 años dedicándose a este campo “es un estilo de vida; aquí gusta la creación”, explicando que, de alguna forma, esta es otra forma de “hacer un mundo más bonito”.


Sin embargo, reconoce que “es muy difícil vivir exclusivamente de esto”. En su puesto se pueden encontrar productos de plata que selecciona minuciosamente, y también tapices, entre otras muchas curiosidades, que él mismo trae de sus visitas a la India. Junto a ello, está la madera, su gran materia prima.


Su obra nace del reciclaje: las piezas parten de otras que ya no tienen vida útil. El primer paso es limpiarla, “para comenzar con una nueva vida”, expone, y de ahí salen desde lámparas a apliques, pasando por percheros o botelleros. “Veo el pedazo encontrado y contemplo las posibilidades. Así es el proceso de creación”.

 

2 Toda una vida dedicada a la madera

 

Desde Alicante, y contando con el mismo producto base, viene Aitor (www.aitorvano.com), un artesano que ha “crecido en sitios como este” y que después de formarse en Madrid, decidió continuar en los mercados. 


Compagina estos eventos con trabajos por encargo que, en la actualidad, están presentes a lo largo de España y con exposiciones. Desde cosas “pequeñitas” hasta útiles del día a día se aglutinan hoy en su stand;  muestra de horas interminables de trabajo. Pone el ejemplo de las cucharas, útiles de cocina que perduran en el tiempo y cuyo proceso de elaboración dura, aproximadamente, una hora. 


No le costó adaptarse a este estilo de vida en el que “hoy estás aquí y mañana en el otro extremo del país”, bromea, ya que, reconoce, a fin de cuentas le permite viajar, su gran pasión, a lo que se suma el trato cercano y el conocer un gran número de creadores a lo largo del año.

 

3 Lo bonito de poder lucirse en casa


Elena va un paso más allá. Esta naronesa pone un ejemplo bien sencillo y gráfico: “Cuando estamos solos en el puesto, no siempre tenemos las mismas opciones. Cuando son varios, se ayudan, pero yo necesito ir a hacer un recado o usar el aseo y los que van a mirar un momento mi puesto son los vecinos”, asevera.  Así, en su opinión no hay cabida para las dudas, y deja claro que el “ambiente entre nosotros es siempre de 10”.

Elena Freixeiro DA
El puesto de Artesanía Elena, con las creaciones de la naronesa I DANIEL ALEXANDRE


Juega en casa, en su propio municipio, y reconoce que “me encanta estar aquí. Tenemos que salir en muchas ocasiones, con un gran proceso de logística detrás, y siempre vas más nerviosa”, confiesa entre risas. Con base textil y la premisa de que “todo esté hecho a mano”, esta artesana lleva 15 años dedicándose a la creación de figuras, bolsas, diademas o neceseres –una de las piezas estrella de su colección–, entre otros, de forma completamente transversal. Desde el patronaje hasta la puesta en venta y el trato con el cliente, que, en su opinión, tiene que ser “cercano y veraz”.

 

4 La puesta en valor de la “parte humana”


De hecho, esta es una de las grandes ventajas que este mundo supone para Janis, que se encuentra en el parque del río Freixeiro durante este fin de semana con un puesto de minerales en el que se pueden apreciar rodados, colgantes o pulseras.

 

Janis Freixeiro DA
 Janis, frente a su stand de minerales I DANIEL ANLEXANDRE


Recalca que en estas iniciativas “te relacionas con la gente, es mucho más humano. Aparte de que al final todos somos compañeros, es muy importante no olvidarnos de nuestras relaciones sociales”, asegura. 


Hace seis años que decidió hacer cambios en su vida y su trabajo, “y me enrolé en este mundo de las ferias”. Tiene claro que, en su caso particular, esta decisión ha sido un acierto, pero reconoce que depende mucho “de la forma en la que quieras vivir".


5 Desde Ushuaia con cerveza y mucho amor 


César es el encargado de hacer que nadie pase sed gracias a “Cerveza Artesanal Patagonia”, una empresa que fundó con su mujer, Diana. Esta es, en cierto modo, su herencia. Su abuelo escapó de España por la dictadura franquista y se instaló en Ushuaia, Argentina, de donde es natal el gerente de este negocio afincado desde hace más de una década en Valladolid.

 

César Freixeiro DA
César Freixeiro DA


Su legado, explica, “es que mi parte española era algo borracha”, comenta entre risas, “hacían orujo, vino, sidra o cerveza”, y, como una actividad cualquiera, el pequeño César se hizo experto en esta materia. 


Decidió montar la fábrica “por amor”, para dejar de ser camionero y pasar tiempo con su mujer. La primera fue de sándwiches “con la que nos endeudamos muchísimo”, reconoce. Escuchando a su abuelo, ya en 2013, decidió probar con la fermentación, y un año después ya estaban ocupándose de paliar el calor, a veces también el frío, en todo tipo de eventos. En su puesto se pone en valor la frescura del producto, “uno que tiene una vida útil de apenas tres semanas si es artesanal de verdad”, recalca. 


En resumen, cinco extraños que poco tienen en común, a excepción de una forma de ver la vida y de apreciar las cosas “hechas con las manos”. 

Entre bambalinas en el Mercado Medieval de Narón: los artesanos que lo hacen posible

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