Las personas invidentes de Vilagarcía se dan de bruces con las barreras que se encuentran en una buena parte de sus calles, hasta el punto de que indican que la ciudad ha avanzado mucho en la peatonalización, pero apenas nada en cuanto a la accesibilidad. Sostienen que en calles nuevas y emblemáticas como Arzobispo Lago, por ejemplo, no se distinguen los pasos de peatones con una rugosidad o que los adornos navideños que se colocan en las aceras les hacen tropezar y perder las referencias. Seguro que el gobierno local sabrá subsanar estos problemas porque su modelo de ciudad es ese.